
A partir de
En busca del Rey, de Gore Vidal
La vuelta de Ricardo Corazón de León desde Oriente en 1192, después de vencer en San Juan de Acre y no poder tomar Jerusalén, teniendo que pactar una tregua con Saladino, fue accidentada. Había decidido hacerlo por tierra desde el puerto de Zara atravesando Austria, tierra de sus rivales, y Francia.
A pesar de ir camuflado como comerciante con solo sus hombres de confianza, el trovador Blondel, Baudoin y Guillermo, lo reconocen y persiguen. Deben atravesar un bosque encantado que “antes era una gran ciudad pero vino un dragón y lo convirtió en bosque”, al que enfrentaron e hirieron, pero solo para ser más tarde capturado por Leopoldo y llevado a prisionero a Viena.
Encuentros inesperados que hicieron que, desde que vio al dragón, “estaba más dispuesto que nunca a creer en lo insólito”. Encuentros heroicos, y “… cuando uno habla de héroes … la furia y el esplendor … los gritos y alaridos [habla de] la música que tocan los hombres como Ricardo”.
Prisionero, el héroe no será ahora Ricardo, sino el trovador Blondel, que con un anillo que respalda que habla en nombre del Rey, debe llegar a Inglaterra, mostrarlo a Longchamp y decirle que pague el rescate para devolverlo a su patria y a su trono. Pero Blondel envía en su lugar a un caballero inglés, y decide seguir el rastro de Ricardo por Austria –encontrando en su camino gigantes, hombres-lobos, vampiras, unicornios-, ya que nadie sabía a dónde lo llevarían, lo que aumentaba el riesgo de su muerte.
Pero, ¿qué clase de héroe puede ser este trovador que solo tiene como arma su voz?
Atraviesa los campos y poblados de Austria, “no tenía idea del futuro, vagamente comprendía que debía ir hacia Ricardo, pero no pensaba en el después … Se movía y eso era todo … los que carecen de futuro y de historia pueden deambular de un lado a otro sin temor, pues están protegidos por el presente … la búsqueda en sí misma es ya una razón para olvidar la propia historia, una causa suficiente para destruir la presencia del futuro, que en el mejor de los casos es un sueño y una abstracción”.
Héroes del presente, moverse lo es todo. Pero aun así, aun siendo sueño y abstracción, el futuro, encontrar al rey, era lo que lo impulsaba. ¿O no es, paradójicamente, eso que está delante y que no existe, lo que nos impulsa, más todavía si el presente, este presente, no te protege?
(Planeta. Traducción de Juan Carlos Gardini)