
Píldoras de la crítica. Conmemoración: Octavio Paz y Adolfo Gilly
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
[Acaba de morir, unos días atrás, Adolfo Gilly, quien me hizo pensar leyendo algunos de sus textos. Aquí, Gilly conmemora a Octavio Paz, por eso lo traigo, para conmemorar a mi vez a Adolfo Gilly, a través del sentido de sus propias palabras]
“Comencé a leer a Octavio Pazen el lugar más inesperado: la cárcel de Lecumberri. Siempre me habían acompañado la poesía y los surrealistas. Venían conmigo André Breton y Paul Éluard y Benjamin Péret y Guillaume Apollinaire y Max Ernst y el peruano César Moro y el martiniqués Aimé Césaire y los mundos fantásticos de Paul Delvaux, Giorgio de Chirico, René Magritte y Leonora Carrington. En Lecumberri me llegó El laberinto de la soledad …
Mi largo camino hacia el poeta había comenzado con William Blake y André Breton en otro tiempo y otra ciudad ahora lejanos. Al revés del fabuloso “Jardín de los senderos que se bifurcan” de Jorge Luis Borges, se me aparecía una especie de vasto jardín de senderos que por fin se cruzan, donde van caminantes como los personajes del montevideano Felisberto Hernández en Nadie encendía las lámparas o las figuras que deambulan por los cuadros de Remedios Varo o de Paul Delvaux.
Cada vez que, entonces, alguien me plantea la política cuestión no pertinente: ¿era Octavio Paz de derecha o de izquierda?, yo recuerdo su divisa: la poesía, el amor, la libertad, miro con asombro atenuado y distante al preguntador y recuerdo a Paul Valéry cuando le decía a un André Breton de veinte años: “Toca a usted ahora hablar, joven vidente de las cosas”. Ahora bien, si el preguntador insiste solo digo que la respuesta se encuentra en “La espiral”, ese largo ensayo sobre su vida, sus creencias y su muerte fechado en México el 2 de enero de 1993, a los sesenta años de su edad, con el cual se abre Itinerario.
En su último libro, Estrella de tres puntas. André Breton y el surrealismo, homenaje al poeta de París en el centenario de su nacimiento, Octavio Paz escribió estas pocas líneas como prólogo:
André Breton no amaba las conmemoraciones. Le parecían, con razón, ceremonias casi siempre vanas y aun ridículas. Sin embargo, la conmemoración puede tener otro significado: es una manera de decirnos que un autor desaparecido todavía está vivo y que la mejor manera de recordarlo es conversar con él, a través de la lectura de sus obras. Por esto me he atrevido a recoger en este pequeño volumen los poemas y ensayos que he escrito en torno a su figura y al surrealismo.
Que esas palabras cierren ahora esta mínima conmemoración de Octavio Paz en marzo de 2014, centenario de su nacimiento”.