
Píldoras de la crítica. Shakespeare y su carpintero: algo más que palabras. Herbert Read
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
“… Gill llegaba a insinuar que no había diferencia de fondo entre el artista y el artesano; como si dijéramos, entre Shakespeare y el carpintero que construyó una de sus camas predilectas. Y de ahí concluía que acaso no haya gran diferencia entre la destreza del uno y del otro: la construcción de las piezas teatrales de Shakespeare, en efecto, no es de tal perfección que se vea libre de críticas, y la cama de marras estaba tan bien construida que el poeta la legó en su testamento. Entonces, ¿qué poseía Shakespeare que no poseyera el carpintero?
No hay ningún misterio: era la capacidad de trabajar con material psicológico, de hacer una obra de arte con algo más que palabras: con los deseos, las emociones, los temores y las fantasías del hombre. Y ahí es donde reside la peculiaridad del artista, lo que reconocernos como su ‘grandeza’, pues estos materiales no pueden ser trabajados superficialmente, con frivolidad. El artista debe estar dispuesto a bucear por debajo del nivel normal de la conciencia humana, a interés bajo la corteza de la conducta y el pensamiento convencionales, a penetrar dentro de su yo inconsciente y del inconsciente colectivo de su grupo o de su raza. La experiencia es dolorosa, pues a esa profundidad la obra creadora sólo se cumple a costa de la angustia mental”.
(Al diablo con la cultura. Herbert Read)