
Píldoras de la crítica. La desilusión y su recurso literario, Roberto Bolaño. Grinor Rojo
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
En Nocturno de Chile de Roberto Bolaño, su narrador, el cura Sebastián Urrutia Lacroix/H. Ibacache, se cuenta a sí mismo y con eso al campo literario/cultural chileno, desde fines de la década de los ’50 hasta la post- dictadura en los 2000. “Respecto de la estética de la misma, [Bolaño] la definió como del ‘ridículo espantoso’”.
“El Bolaño que escribe esa novela es, como lo dije antes y como lo he planteado en otros sitios, un paciente del desánimo que en Chile y en América Latina sucedió a un doble agotamiento revolucionario: político y estético. Me refiero al agotamiento del fervor revolucionario que incendió el continente después de la Revolución Cubana, y al agotamiento de la estética de las vanguardias, de las postvanguardias y de las neovanguardias, que se envejecieron asimismo y se volvieron formulaicas y repetitivas. El discurso de Bolaño en Caracas, en 1999, en su recepción del Premio Rómulo Gallegos, lo puso en claro inequívocamente, pues fue ahí donde él definió su escritura como ‘una carta de amor o de despedida a mi propia generación’ a la vez que insistía en que la literatura o era un ‘oficio peligroso’ o no era nada.
Este sentimiento de desilusión, de crítica paródica, irónica y burlona, pero no por eso menos dolorido, es el que constituye la columna vertebral ideológica que sostiene no sólo esta novela sino la totalidad de su obra”.