ARTE Y LITERATURA. Bisontes de Lascaux, la luminosa emboscada. George Steiner

[Con Carmen Erazo L’Huillier, con Flavia Frigeri, con Bollmann, Sommer, entre otros especialistas que aquí traemos, como excepción a las ideas y descripciones que inspiran las obras de arte a escritores y escritoras que convocamos, aquí George Steiner, en una reflexión interminable y controvertida sobre el significado de estas pinturas rupestres, tan fascinantes].

“Las ilimitadas diversidades de la articulación formal y la elaboración estilística corresponden a las ilimitadas diversidades de los modos de nuestro encuentro con el otro. Es ya un tópico de la etnografía afirmar que las formas de arte tempranas y «primitivas» pretendían atraer hacia la domesticidad, hacia la familiaridad, las presencias animales de la gran oscuridad del mundo exterior. Las pinturas rupestres son ritos talismánicos y propiciatorios realizados para hacer del encuentro con la abundante alienidad y la amenaza de presencias orgánicas una fuente de reconocimiento mutuo y de provecho. Esas maravillas de penetrante «mímesis» que son los bisontes de las paredes de Lascaux son invocaciones: sacaban la fuerza bruta y opaca del «estar-allí» de lo nohumano para someterla a la luminosa emboscada de la representación y la comprensión. Todas las representaciones, incluso las más abstractas, infieren una cita con la inteligibilidad o, como mínimo, con una alienidad atenuada, cualificada por la observancia y la forma deliberada. La aprensión (el encuentro con el otro) significa tanto miedo como percepción. El continuum entre ambos, la modulación del uno hasta la otra, está en la fuente de la poesía y las artes”.

[Sí, acaso se trate, ayer y hoy, de “una luminosa emboscada de la representación y la comprensión”].

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