
Diálogos. Jane Austen y la elegancia de la mente. José Donoso
(No es novela ni cuento, a quienes aquí acogemos. Pero escrita por un novelista, no es solo crítica o análisis. Es un diálogo entre escritores. Y creación de un espacio literario. Por eso también lo acogemos).
El nombre completo de este texto de José Donoso es Jane Austen y la elegancia de la mente. Una interpretación de sus novelas a través de las actitudes de sus heroínas, y como vemos, hay dos términos que delimitan todo: actitudes y personajes o heroínas.
Al hablarnos de actitudes se refiere a “la forma en que éstas se ven a sí mismas y actúan de acuerdo con ello”.
La importancia de los personajes de Jane Austen está en una paradoja: por un lado, la reconocida maestría en su construcción, por otro lado que “son comunes y se ciñen también a comportamientos comunes; buscan resolver sus vidas en función del mundo de lo social y material … tampoco le interesaba lo poco excepcional del espíritu de esta gente sin nada excepcional”.
Sin embargo, hay otros dos elementos que van a destacar para realizar “una interpretación de sus novelas”.
Por un lado, lo que podríamos llamar el tratamiento.
Por otro lado, lo que podríamos llamar los propósitos.
Respecto al tratamiento, valga un pequeño y necesario rodeo que realiza Donoso. En su época, el siglo XVIII, siglo de las Luces y la Ilustración, de predominio de la razón, surgirán dos corrientes contrarias. Una, la novela sentimental, que prohíjan Shaftesbury y sobre todo Richardson con su novela ‘Pamela o la virtud recompensada’. La otra, la novela pre-romántica que prohija Edmundo Burke y tiene entre sus principales autores a el abate Prevost y a Charlotte Smith y Sophia Lee.
Estas dos corrientes que reaccionaron al predominio de la razón, dieron dos tipos de novelas y sus respectivas heroínas: la novela sentimental, delicada y gentil, con heroínas frágiles e inocentes, y la novela pre- romántica con su intensidad de los sentimientos y con heroínas apasionadas y melancólicas.
A su vez, estas dos corrientes tuvieron su propia reacción contraria. Las novelas que se burlaban de aquellas por su falta de contacto con la realidad, muchas veces provocado por el exceso de lectura de sus protagonistas. Jane Austen se inscribe aquí.
Por eso, el tratamiento que da Austen a sus heroínas es, salvo alguna excepción, el de la ironía. Tanto a sus heroínas dominadas por los sentimientos, como Marianne de ‘Sensatez y sentimientos’, como las dominadas por la razón como Elizabeth Bennet de ‘Orgullo y prejuicio’.
La ironía está en que, a pesar de ser caracteres tan definidos -predominio de los sentimientos, predominio de la razón-, se engañan a sí mismas, no se conocen a sí mismas. Y allí se produce sus crisis y su camino de crecimiento como personajes, dotándolas de vida.
Por otro lado, están los propósitos de la novelista inglesa. La búsqueda de una solución a esos desbalances que marcan tan fuertemente a sus heroínas. Una solución que está en lo que llama la “elegancia de la mente”: armonizar razón con sentimientos con solvencia material, de modo tal de, así, conocerse a sí mismas, y entonces evitar los sufrimientos y alcanzar la felicidad.
Puede ser una solución que atraiga críticas, pero no es lo importante.
Aquí, lo importante es que el arte de escribir quiere la maestría técnica -en la novelista inglesa la construcción de sus personajes-, el tratamiento -en este caso el irónico-, los propósitos -plantear una solución al problema que muestra la novela (y por eso habla de una “ética pragmática” en Jane Austen, y describe ‘Sensatez y sentimientos’ como una “novela didáctica”)-, y, también, tal vez no menos importante, una rivalidad, un diálogo, creativos -la burla a las novelas sentimentales y pre-románticas- con sus pares.