Píldoras de la crítica. Los tres Whitman. Borges

Píldoras de la crítica. Los tres Whitman. Borges

(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)

“Whitman concibió Hojas de hierba como una obra épica, no como una mera serie de poemas breves. Ahora bien, la épica ha sido ensayada varias veces, pero siempre con un personaje central como protagonista. Arma virumque cano [“Canto a las armas y al hombre”]. Quiero decir, en la épica hay siempre un personaje extraordinario. Tenemos, por ejemplo, a Ulises, a Beowulf, a Roland. Pero cuando Whitman decidió emprender una obra épica, pensó, bueno, esta debe ser una épica de la democracia, de manera que no debe tener una única figura central. En uno de sus poemas, Whitman dice que algunos pintores retrataban muchedumbres, dentro de las cuales algún personaje aparecía aureolado y preeminente, y declara luego que él se propone pintar una tela en la que todos y cada uno de sus personajes lleve aureola. Y llega así a un concepto muy extraño, que nadie parece haber notado, ya que aquellos que han imitado, o han intentado imitar, a Walt Whitman, han imitado, no sus métodos, sino los resultados a los que Whitman llegó a través de esos métodos. Estoy pensando en grandes poetas, por ejemplo, en Carl Sandburg, en Pablo Neruda, en Edgar Lee Masters. Porque Whitman quería escribir una épica de la democracia, y entonces creó un personaje y ese personaje es una trinidad muy extraña, que mucha gente confunde con el autor. Pero no es así. Walt Whitman comenzó pensando en su propia vida. Pensó que él había nacido en Long Island, y eso no le bastó. Se dijo: “Yo debí haber nacido en cada ciudad y cada pueblo de los Estados Unidos”. Y entonces creó a ese extraño personaje, Walt Whitman, que no corresponde necesariamente al autor del libro, al periodista de Brooklyn, que había escrito una novela sobre el alcohol; había escrito también, creo, un ensayo a favor de la esclavitud. El personaje central lleva el nombre del autor Walt Whitman, pero corresponde, ante todo, a Walt Whitman, ese ser humano, ese hombre tan desdichado que escribió Hojas de hierba. Luego, tenemos una magnificación o exageración de ese Walt Whitman, también llamado Walt Whitman, pero diferente al Whitman real, que no era el escritor que conocieron sus contemporáneos, sino un vagabundo de orden divino. Y esa deidad es el verdadero personaje de esos versos: “Walt Whitman, un cosmos, hijo de Manhattan / Turbulento, carnal, sensual, comiendo, bebiendo, engendrando”. Por lo que nos dicen las biografías, parece que esos hechos no son del todo reales. Encontramos en ellas muchos hechos inquietantes sobre Whitman, pero no sobre Walt Whitman. Y luego, dado que ese personaje debía ser una trinidad —ya que él así lo pensó—, agregó un tercer personaje. Ese tercer personaje es el lector.

De manera que Walt Whitman está conformado por Walt Whitman, el hombre; por Walt Whitman, el mito; y también por el lector, ya que Whitman pensó al lector como el héroe del libro, la figura central de esa imagen. Por eso el lector figura hablándole a Walt Whitman, preguntándole: “¿Qué ves, Walt Whitman? ¿Qué oyes, Walt Whitman?”. Y entonces Whitman responde: “Oigo a América”, o, por ejemplo, soy argentino y por eso elijo el siguiente ejemplo:

Veo al gaucho atravesando los llanos,

veo al incomparable jinete de caballos arrojando el lazo,

veo sobre las pampas la persecución de hacienda salvaje.

“El incomparable jinete de caballos”. Eso, por supuesto, fue tomado del último verso de la Ilíada: “Héctor, domador de caballos”. Pero si Whitman hubiera escrito “el incomparable jinete”, no habría escrito nada, pero “jinete de caballos” le da al verso una fuerza especial.

De manera que tenemos este extraño personaje, el Whitman cuyas fechas figuran en la enciclopedia y que ha sido olvidado, el Whitman que murió en Camden; luego, la magnificación de Whitman, y luego el lector. Y ese lector representa a todos los futuros lectores, a los que Whitman pensó únicamente norteamericanos. Él nunca imaginó que se haría conocido en el mundo entero. Nunca pensó en esos términos. Pensó en los Estados Unidos, y en la democracia norteamericana.

Whitman revela a veces cosas sobre sí mismo. Pero dado que quería ser todos los hombres, dijo algunas cosas que ningún poeta había dicho antes. Creo que los versos dicen así:

Estos son en verdad los pensamientos de todos los hombres en todas las

épocas y países: no son originales míos,

Si no son tan tuyos como míos, son nada o casi nada,

Si no son el enigma ni la solución del enigma,

son nada,

Si no son tan cercanos como lejanos,

son nada.

Esta es la hierba que crece donde hay tierra y hay agua,

Este es el aire común que baña el planeta.

Otros poetas, por ejemplo Edgar Allan Poe, o uno de sus discípulos, Baudelaire, intentaban decir cosas inusuales. Buscaban sorprender al lector. Algunos poetas siguen jugando a ese juego hoy en día. Pero Whitman fue más allá. Whitman pensó que sus pensamientos eran “los pensamientos de todos los hombres en todas las épocas y países”. Dijo: “No son originales míos”. Quería ser todos los demás; quería ser todos los hombres. Se consideraba a sí mismo un panteísta, aunque al mundo le ha costado aceptar esto. Yo creo que esto surge de un sentimiento profundo de Whitman, pero me pregunto si esto ha sido notado, porque la gente lo lee sin darse cuenta de que, al hacerlo, ellos mismos se transforman en uno de los personajes de esa trinidad que conforma a Walt Whitman. Y sin embargo esa era la idea de Whitman: quería representar a todo Estados Unidos. En uno de sus poemas, escribe:

Ahora refiero lo que me contaron en Texas en mi niñez,

 (No cuento la caída de Álamo

Nadie se salvó para contar la caída de Álamo

Los ciento cincuenta hombres siguen callados en Álamo)

Bueno, Whitman jamás estuvo en Texas. Y también escribió “Cuando daba mi paseo matutino en Alabama”. Y tampoco estuvo en Alabama, hasta donde yo sé. Pero en otro poema dice que recuerda haber nacido en el Sur. Por supuesto que yo no creo que Whitman haya nacido realmente en varios lugares al mismo tiempo, lo cual constituiría una suerte de milagro. Pero eso lo convirtió, de todos modos, en un gran poeta. Ningún otro parece haber intentado algo similar. Muchos se han limitado a copiar su entonación, el uso de versos bíblicos en forma libre, pero nadie parece haberse dado cuenta de lo extraño de este experimento personal.

Y ni siquiera Walt Whitman parece haber estado a la altura de su épica, ya que luego, cuando aconteció la Guerra Civil, Walt Whitman no estuvo ya a favor de todos los norteamericanos; tomó partido, como cabía esperar, por el Norte. No se pensó a sí mismo también como del Sur, como se había sentido al principio. Y entonces, en cierto sentido, se transformó en alguien que era menos que Walt Whitman. Se transformó en una persona en particular. Dejó de ser todos los hombres en todos los países. Fue contemporáneo de la Guerra entre los Estados. Pero no sé si deberíamos decir estas cosas, ya que escribió las que son quizá sus líneas más hermosas hacia el final de libro, cuando dice “Camerado”, pensó que estaba escribiendo en español pero en realidad había inventado esa palabra:

Camarada, esto no es un libro

El que lo toca, toca a un hombre

 (¿Es de noche? ¿Estamos solos los dos?)

Me tienes a mí y yo te tengo, me sujetas y te sujeto,

Salto desde las páginas a tus brazos, la muerte me llama

Y más adelante:

Soy algo incorpóreo, triunfante, muerto.

El libro termina con esa palabra, “muerto”. Pero el libro vive. El libro continúa viviendo a través de nosotros, y cada vez que abrimos ese libro, cada vez que regresamos a él (y yo me encuentro regresando a él una y otra vez) nos transformamos en parte de esa trinidad. Somos Walt Whitman …

Whitman fue, por supuesto, uno de los muchos padres del verso libre, aunque quizá el más notable. Uno lee los salmos y luego lee a Walt Whitman, y resulta evidente que Whitman ha leído los salmos, pero la música de sus versos es diferente. Cada poeta desarrolla su propia música, y, en un punto, también su propio idioma. Luego de que un gran poeta ha atravesado a un idioma, ese idioma ya no es el mismo. Algo ha cambiado. Y ese es el caso de Walt Whitman. El idioma cambió gracias a él. Ahora bien, Whitman se dedicó a cultivar el lenguaje coloquial. Y uno encuentra unas líneas horribles de vez en cuando. Por ejemplo: “¡Americanos! ¡Conquistadores! ¡Marchas humanitarias!”. Es un verso muy poco feliz, y Whitman era también capaz de escribir líneas como esa. Pero los escritores que lograron realmente dominar el lenguaje coloquial llegaron después de Whitman. Me refiero a dos hombres tan diferentes como Mark Twain y Sandburg. Ambos usan el lenguaje coloquial con fluidez, mientras que en el caso de Whitman, más bien podríamos decir que fracasó en ese sentido; él empleaba palabras del francés, del español, y el resultado fue poco feliz. Pero también es cierto que cuando descubrí a Walt Whitman me sentí abrumado. Sentí que era el único poeta. Más tarde me ocurrió lo mismo con Kipling, y luego también con De Quincey, que escribía poesía en prosa; todos poetas muy diferentes. Pero cuando descubrí por primera vez a Whitman sentí que era el poeta, el hombre que había descubierto la manera correcta, la verdadera forma de escribir poesía. Aunque sin duda existen muchas maneras de escribir poesía, diferentes entre sí …

Me enseñó a ser directo. Esa fue la lección que aprendí de él. Pero lo que él me enseñó no es, al fin de cuentas, importante. El hecho es que al leer a Whitman me sentí tan abrumado por la emoción, que me sabía páginas y páginas de sus obras de memoria, que las recitaba en voz baja día y noche. Creo que lo importante de la poesía es que el lector se sienta conmovido al leerla. Si una persona no siente físicamente la poesía, jamás llegará a percibirla. En tal caso, es mejor que se dedique a ser profesor o crítico. Yo creo que la poesía es una experiencia muy personal y muy importante. Es algo que se siente o no se siente. Y si uno realmente la siente, en tal caso no hace falta explicarla”.

(Borges. El misterio esencial. Conversaciones en las Universidades de Estados Unidos)

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