Los sueños del pintor, de José Miguel Varas

A partir de

Los sueños del pintor, de José Miguel Varas

Podrá o no podrá ser “uno de los mayores pintores chilenos”.

Sí “era muy sucedido”.

Sueños, unos catorce aquí recogidos. Todos, o casi, de encierro.

Recuerdos, de su vida de niño y joven en el Sur de Chile, ocho, que se abren como abanico aquí contadas. Como el reni, la reunión de brujas mapuche, que a su hermana dieron un paquetito con dulces y al abrirlos al otro día en su casa era un manojo de piojos.

Una pequeña multitud de personajes, amigos, ocasionales, de largo aliento: Neruda y Violeta Parra. Miguel Serrano e Indira Gandhi. José Santos González Vera y Diego Rivera. Pablo de Rokha. Pedro Luna Daniel Emilfork, Alejandro Jodorowski, Rolando Toro, José Venturelli, Solomon Romero, Amalia Chaigneau, Joaquín Gutiérrez, Franklin Quevedo Rojas, Alfonso Alcalde, Jorge Enrique Adoum, Gregorio de la Fuente, Raúl Iturra, Daniel Belmar. El pantagruélico paso de Pablo de Rokha por Concepción; el encargo de las tres cartas sin dirección en la inmensa India y en Ceilán de Pablo Neruda aprovechando uno de los viajes del pintor.

Historias y más historias, como el “cuento de Maupassant”, no Guy, sino Jacob, el mendigo de Concepción que la señora Elsa acogió en su casa.

Los lugares donde vivió, las calles que caminó. Su pensión primera en Santiago “calle Moneda al llegar a Estado”: “un caserón en decadencia, de techos altísimos, que conservaba vestigios de antiguo esplendor, mármoles quebrados y un piso polvoriento con ciertas zonas de parqué”.

Los viajes: la India, China, Japón, Ceilan, Rusia, Europa. Cada lugar, cada viaje con sus propias historias múltiples a la vez. Como conocer al “último emperador chino” bajo el maoísmo, habiendo optado entre morir o re-educarse, devenido entonces en botánico.

El exilio, en Costa Rica.

Sucede que algunas personas pueden vivir, llevar consigo y contarnos las historias de un país. Tal vez no sean comunes y corrientes. Pero no necesitan ser próceres. Pueden ser alguien “muy sucedido”.

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