Píldoras de la crítica. La otra serie: las novelas de las matanzas obreras. Cristian Vidal Barria

Píldoras de la crítica. La otra serie: las novelas de las matanzas obreras. Cristian Vidal Barria

(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)

“A las ya reconocidas series textuales de novelas históricas (novelas del dictador, de la conquista, de la revolución…) ahora se suman las novelas de huelgas y matanzas”.

Estas, “no se limitan a proporcionar un dato que resuene tan solo en el campo literario, sino que, en el diálogo que establecen con la historia, se hacen cargo de cuestionar y repensar los discursos que se saben hegemónicos”.

Con una “estética del realismo social”, heterogénea y cambiante a lo largo de las décadas, buscan “desde una mirada subalterna, dar voz a un estrato social invisibilizado hasta entonces en los textos literarios”, viendo “en la literatura un espacio necesario para transformar la sociedad a partir del arte”.

Agrega, citando a otro autor, Iván Carrasco, que “la condición artística de los textos considerados literarios no está radicada únicamente en sus propiedades verbales, estilísticas o retóricas, sino en su adscripción a un determinado contexto que motiva su producción y lectura”.

Las matanzas obreras a las que refiere son: la Semana Trágica en Argentina de 1919, la matanza de Santa María de Iquique en Chile de 1907, la matanza tras la huelga general en Guayaquil de 1922, la matanza de Catavi en Bolivia de 1942, la masacre de las bananeras en Colombia de 1928.

Se detiene en el análisis de algunas de las novelas que se han escrito sobre estas matanzas, hagamos un pequeño recuento:

En la semana trágica de David Viñas (1966)

El profundo sur de Andrés Rivera (1999)

Hijo del salitre de Volodia Teitelboim (1952)

Santa María de las flores negras de Hernán Rivera Letelier (2002)

Santa María de Iquique. La muerte de la República de Carlos Tromben (2017)

Las cruces sobre el agua de Joaquín Gallegos Lara (1946)

Metal del diablo de Augusto Céspedes (1946)

Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (1967)

Y agrega otras novelas de estas mismas matanzas, de otras matanzas:

Del genocidio Selknam: El último confín de la tierra (1951) de Lucas Bridge, El guanaco blanco (1980) y Cazadores de indios (2010) de Francisco Coloane, El corazón a contraluz (1996) de Patricio Manns.

De la huelga de trabajadores rurales y posterior masacre en la Patagonia argentina: Los dueños de la tierra (1958) de David Viñas, El paso del diablo (2004) de Pavel Oyarzún.

De variadas matanzas en Chile: Carne y Jacintos (2010) de Antonio Gil, Actas de Marusia (1974) de Patricio Manns, Ranquil, novela de la tierra (1941) de Reynaldo Lomboy, Actas del Alto Bío Bío (1987) de Patricio Manns, Memorial de la noche (1998) de Patricio Manns.

De la misma matanza de Santa María de Iquique: el poema Canto de venganza (1908) de Francisco Pezoa; con menciones en novelas Norte Grande (1944) de Andrés Sabella, La luz viene del mar (1951) de Nicomedes Guzmán, Caliche (1954) y Los pampinos (1956) de González Zenteno.

De la misma matanza de Guayaquil: Baldomera (1938) de Alfredo Pareja Diezcanseco, Los animales puros (1946) de Pedro Jorge Vera, El espejo y la ventana (1967) de Adalberto Ortiz.

De la misma matanza de Catavi: El precio del estaño (1960) de Néstor Taboada Terán, Llallagua: historia de una montaña (1977) de Roberto Querejazu.

De la misma masacre de las bananeras: La casa grande (1962) de Álvaro Cepeda Samudio.

(Matanzas fundacionales. Huelgas y masacres de obreros en la Novela Históricas Hispanoamericana. Cristian Vidal Barría)

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