
Píldoras de la crítica. Kakfa, espejo de su época. Michel Lowy
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
“Evitar la trampa de las lecturas conformistas de El proceso. Llamo conformistas a dos tipos de interpretación de la novela, que ocupan un lugar considerable en la literatura secundaria:
1) Las que designan al misterioso Tribunal que condena a Joseph K. como una institución divina, a cuyas decisiones hay que someterse con resignación …
2) Las que suponen la culpabilidad de Joseph K. y, por lo tanto, la legitimidad de la condena …
Lo que tienen en común estos dos tipos de exégesis es que neutralizan o borran la formidable dimensión crítica de la novela, cuyo tema central es, como bien lo comprendió Hannah Arendt, ‘el funcionamiento de una disimulada máquina burocrática en la cual el héroe fue atrapado de manera inocente’.
Al describir este funcionamiento, Kafka se inspiró evidentemente en su experiencia de jurista/ burócrata, empleado de la Arbeiter-Unfall-Versicherung-Anstalt für das Königreich Böhmen …
Sin embargo, la trama de la novela se sitúa más allá de este primer nivel, relativamente benigno; basta con pensar en su conclusión de que lo que está en juego es dramático de otra forma: no se trata solamente de la opacidad burocrática, sino de la naturaleza inhumana y homicida de los aparatos institucionales, jurídico/estatales …
No es en un futuro imaginario [los Estados totalitarios que le sobrevendrían], sino en hechos históricos contemporáneos donde hay que buscar las fuentes de inspiración para la trama de El proceso: entre estos hechos, los grandes procesos antisemitas de su época fueron un ejemplo flagrante de la injusticia del Estado. Los más célebres fueron el proceso Tisza (Hungría, 1882), el proceso Dreyfus (Francia, 1894-1899), el proceso Hilsner (Checoeslovaquia, 1899-1900) y el proceso Beiliss (Rusia, 1912-1913). A pesar de las diferencias entre las formas del Estado -absolutismo, monarquía constitucional, república- el sistema judiciario condenó, incluso a la pena de muerte, a víctimas inocentes cuyo único crimen fue el de ser judíos …
Sin embargo Kafka comprendió estos procesos no sólo como judío, sino también como espíritu universal antiautoritario: descubre en la experiencia judía la quintaesencia de la experiencia humana en la época moderna. En El proceso, el héroe, Joseph K., no tiene nacionalidad o religión determinada: la elección misma de una simple inicial en el lugar del nombre del personaje refuerza su identidad universal; es el representante por excelencia de las víctimas de la máquina legal del Estado …
Ciertamente, las novelas de Kafka no son portadoras de ningún ‘mensaje’ político o doctrinario, pero expresan cierto estado de ánimo antiautoritario, una sensibilidad libertaria [anarquista], un distanciamiento crítico e irónico frente a las jerarquías de poder burocráticas y jurídicas”.