ARTE Y LITERATURA. Leonardo, las virtudes. Rafael Alberti

“Al fin la Luz se decidió a ser ángel,

y un alba dijo: -Es el momento. ¡Sea!

Y la Sabiduría, desdeñando

su alta cuna, pensó: -He aquí mi frente,

mi nueva casa para el pensamiento,

dos bellos ojos dulces reposados

para el mar de la pura inteligencia.

Y la tranquila Gracia delicada

sonrió en su abandono y: -Me abandono

-se dijo- y me disuelvo en la hermosura.

Y al cabo la Belleza total, sola:

-Sueño -ofreció- que me llaméis Leonardo.

Y dio la Luz a luz. Una armonía

Resplandeciente, un deslumbrado orden

en el lecho impecable de las bodas.

El nuevo dios recién nacido orlaba

de un sol impar y par su vida: El Ojo.

Así su nombre, y en su centro, un punto,

pasión, razón y frío: la Pintura.

Bodas de los colores con la ciencia”.

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