
Píldoras de la crítica. La novela, y la vida: algo de cierto, algo de fabuloso. Marqués de Sade
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
“Hércules,
[Hércules es un nombre genérico, compuesto de dos palabras célticas Her-Coule, que quiere decir señor capitán. Hércules era el nombre del general del ejército, lo que multiplica infinitamente los Hércules. La fábula atribuye enseguida a un solo hombre, las hazañas maravillosas de varios. Ver Histoire des Celta de Peloutier. Nota de la traductora: Pilar Ortiz Lovillo]
gran capitán, tuvo que combatir a sus enemigos con valentía, de ahí surgió el héroe y la historia: Hércules destruía monstruos, mataba gigantes de una estocada, he aquí al Dios, la fábula y el origen de la superstición —pero una superstición razonable puesto que sólo es sostenida por la recompensa del heroísmo, el reconocimiento que se debe a los libertadores de una nación, en lugar de aquella que forja seres increados y nunca vistos, que sólo produce temor, esperanza y alteración del espíritu. Cada pueblo tuvo entonces sus dioses, sus héroes, sus verdaderas historias y sus fábulas.
Como se acaba de ver, tuvo que haber algo de cierto en lo referente a los héroes; todo fue controvertido, todo fue fabuloso, una obra inventada, una novela, porque los dioses sólo hablaron por boca de los hombres, que al estar más o menos interesados en ese ridículo artificio, no dejaron de inventar el lenguaje de los fantasmas que forjaba su imaginación, de todo lo que imaginaban para seducir o para asustar y, en consecuencia, resultó algo fabuloso. ‘Es una opinión aceptada —dice el sabio Huet— que la palabra novela que se usaba antes para las historias y luego se aplicó a las ficciones constituye un testimonio irrefutable de que unas provienen de las otras’”.