Diálogos. El punto ciego. Javier Cercas

Diálogos. El punto ciego. Javier Cercas

(No son novelas ni cuentos los textos que aquí acogemos. Pero escritos por un novelista, no es solo crítica o análisis. Es un diálogo entre escritores. Y creación de un espacio literario. Por eso también los acogemos).

Bueno, entonces, “¿qué es exactamente una novela?”. Tal vez la respuesta no sea exacta. Digamos, un “tipo de libros mestizos”. Aquellos que, en la línea cervantina, con libertad compositiva, alternando narración y digresión, fagocitan y mezclan todos los géneros. Que después, con la novela realista del siglo XIX, se afirma en el rigor constructivo, la narración por la digresión, la pureza del género. Pero que es impuro, mestizo. Y le sigue entonces una “síntesis” de ambos momentos.

Síntesis que se van produciendo cada cierto tiempo. Con ello, innovaciones. Y en esos momentos, “al romper con la normativa literaria de su época, toda literatura auténtica se presenta o es considerada como no literatura”.

¿Cómo distinguirla entonces? Están, primero, las técnicas propias. En ‘Anatomía de un instante’: una estructura dada, unos procedimientos (discurso indirecto libre, organización del texto a través de repeticiones y variaciones de determinadas frases o ideas), elementos esenciales propios (como la ironía o el multiperspectivismo). Lo que hace al modo de contar una historia: “sabemos que la novela es forma y que, en ella, una mala historia bien contada es una buena historia; mientras que una buena historia mal contada es una mala historia; por lo mismo, usando viejas formas la novela está condenada a decir cosas viejas, y solo usando formas nuevas podrá decir nuevas cosas. De ahí el imperativo de innovación formal”.

Están, también, las preguntas propias de una novela: son las preguntas morales. Incontestables, o, como única respuesta, están la ambigüedad, la contradicción, la paradoja, la ironía, constituyendo su “punto ciego”, emparentándolas con la vida misma tal como es de paradójica, irónica, ambigua, contradictoria.

Están, igualmente, con ellas, la relación con la verdad: la moral (diferente a la factual), aquella “abstracta, universal, una verdad que busca fijar lo que nos pasa a todos los hombres en cualquier momento y lugar”.

Porque la novela no es (solo) entretenimiento, no consiste (solo) en contar una buena historia, sino que “sirve para cambiar la forma de percepción del mundo del lector; es decir: sirven para cambiar el mundo”, siendo “una herramienta de investigación existencial, un utensilio de conocimiento de lo humano”.

Y después de traer de nuevo y replantear el compromiso en la literatura y la figura del intelectual, y reafirmar la importancia de crearse una propia tradición literaria, puede concluir que “en los últimos años se está aclimatando en muchos lugares un modelo más libre, más plural, más abierto y más flexible de novela”.

Realidad. Ficción. Conocimiento. Verdad. Forma. La novela, algo más que un juego del lenguaje.

(Alessandro Baricco agrega otro elemento propio del novelista a los mencionados por Cercas en su propia “Anatomía de un instante”: el punto de vista. El libro de Cercas, “un trabajo de documentación gigantesco y muy meticuloso. Después se puso a escribir. No una novela, sino un libro difícil de encasillar, en el que la mano del escritor se vislumbra en la elegancia de la exposición o en el recurso periódico a ciertos tics estilísticos. Sustancialmente un libro de análisis, de reconstrucción, de recomposición de hechos e ideas. Sin embargo, no hay ni un solo momento en su lectura que no te haga pensar que lo ha escrito un escritor y eso -lo entendí un poco después- es debido a que la invención del punto de vista y el descubrimiento del juego de espejos es profundamente literario, por mucho que la invención y la ficción queden completamente fuera del libro”. El punto de vista, “es decir, un ángulo desde el que mirar aquello que no existiría si no fuera por ellos”, los escritores, al crearlo).

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