Píldoras de la crítica. La literatura, el lenguaje. Ezra Pound

Píldoras de la crítica. La literatura, el lenguaje. Ezra Pound

(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)

Aunque rechaza, como método, toda abstracción en pos de lo concreto, y así sostiene que “una afirmación general es valiosa tan sólo por REFERENCIA a los objetos o los hechos conocidos”, nos deja algunas afirmaciones generales:

“La literatura es el lenguaje cargado de sentido. La gran literatura no es más que el lenguaje cargado de sentido hasta el grado máximo que sea posible”.

“El lenguaje fue obviamente creado y es obviamente UTILIZADO en aras de la comunicación”.

“La literatura es una novedad que SIGUE SIENDO novedad”.

“Buenos escritores son los que mantienen la eficiencia del lenguaje, esto es, los que lo mantienen exacto y claro”.

Y ahora es posible desmenuzarlos a estos, y así, además, encontrar un criterio general para su valoración:

“La literatura ha sido creada por las siguientes clases de personas:

  1. Los inventores. Hombres que descubrieron un nuevo procedimiento, o cuya obra extante nos proporciona el primer ejemplo conocido de un determinado procedimiento.
  2. Los maestros. Hombres que combinaron algunos de estos procedimientos y que son capaces de emplearlos igual o incluso mejor que los inventores.
  3. Los disolventes. Hombres que aparecieron después que las dos clases de escritor referidas y que no pudieron escribir igual de bien que ellos.
  4. Los buenos escritores sin cualidades sobresalientes. Hombres que han tenido la suficiente fortuna de nacer cuando la literatura de un determinado país goza de buena salud, o cuando una determinada rama de la literatura se encuentra en una situación particularmente «saludable». Por ejemplo, los hombres que escribieron sonetos en la época de Dante, breves poemas líricos en la época de Shakespeare o durante las décadas posteriores, o novelas y cuentos en Francia después de que Flaubert les enseñara cómo hacerlo.
  5. Los literatos. Es decir, los hombres que en realidad no inventaron nada, aunque sí se especializaron en una determinada rama de la literatura, si bien no pueden ser considerados como ‘grandes escritores’ ni como autores que trataron de aportar una exposición completa de la vida o de sus épocas.
  6. Los que inician las modas pasajeras.

Mientras no conozca bien las dos primeras categorías, el lector ‘no podrá ver el bosque por culpa de los árboles’. Tal vez sepa qué ‘le gusta’. Tal vez sea incluso un ‘perfecto amante de los libros’, tal vez posea una amplia biblioteca repleta de libros bellamente impresos y encuadernados con gran lujo, pero nunca será capaz de conocer o de estimar el valor de un libro en relación con los demás, y estará más confuso y será por tanto menos capaz de tomar una resolución respecto de un libro en el que un autor nuevo ‘rompe una convención’ que de formarse una opinión acerca de un libro que tenga ochenta o cien años de antigüedad. Nunca comprenderá por qué se enoja con él un especialista al verlo ventilar opiniones de segunda o tercera mano acerca de su mal escritor preferido.

Hasta que no hayamos realizado nuestra propia inspección, hasta no haberlas examinado a fondo, uno debe cuidarse y evitar dar por válidas las opiniones de: 1- hombres que no hayan escrito una obra notable; 2- hombres que no hayan asumido el riesgo de dar a la imprenta los resultados de su propia inspección y examen personal, aun cuando tengan una seria opinión”.

Sigamos:

El lenguaje es un medio de comunicación. Para cargar el lenguaje de significado hasta el grado máximo disponemos de tres medios principales que ya hemos enumerado:

I. proyectar el objeto (fijo o en movimiento) sobre la imaginación visual;

II. inducir un correlato emocional por medio del sonido y del ritmo de lo dicho;

III. inducir ambos efectos mediante la estimulación de asociaciones (intelectuales o emocionales) que hayan permanecido en la conciencia del receptor relacionadas con las palabras reales o con los grupos de palabras empleados.

(fanopoeia, melopoeía, logopoeia)

La incompetencia se demuestra en el uso de demasiadas palabras.

La primera y más sencilla prueba que hará el lector para evaluar a un autor será buscar aquellas palabras que no funcionen, que nada aporten al significado o que le distraigan del factor MAS importante del significado para arrastrarlo hacia factores de menor importancia.

Una definición de belleza: adecuación al propósito que se persigue.

Tanto si es una buena definición como si es mala, se comprueba de inmediato que una gran cantidad de crítica MALA es la que han escrito los hombres que dan por sentado que un autor trata de hacer lo que NO ha tratado de hacer.

Por increíble que pueda parecer ahora, los malos críticos de los tiempos de Keats consideraban que sus escritos eran ‘oscuros’, y eso significa que no logran entender por qué escribía Keats”.

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