
Píldoras de la crítica. Un Macondo no tropical. Luis Harss
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
[Contra la imagen establecida, atribuida. Al Macondo, eso sí, previo a Cien años de soledad].
“Es el arte de la alusión y la elipsis lo que da a Macondo y sus habitantes su fuerza sugestiva … El trópico nunca fue menos exuberante. Estamos a una distancia absoluta del realismo horizontal de la novela naturalista, que sumerge y dispersa a la psiquis en el medio ambiente. García Márquez la recoge, la concentra, dándole toda su carga vertical. Hay una sublimación del paisaje, que deja de ser simple escenografía para volverse espacio interior. Si los humores de los habitantes fluctúan con las estaciones, es porque los ciclos de la naturaleza reflejan las fases mentales del hombre. Así, para el viejo coronel, por ejemplo, el otoño es desasosiego y malestar, el invierno es depresión y la primavera es euforia. A primera vista parecería que los factores externos determinan las actitudes vitales, pero lo que sucede en realidad es lo opuesto. Desde Cainama y La vorágine, ha habido un cambio óptico en nuestra literatura. Ahora la imagen está en el ojo que la ve”.