ARTE Y LITERATURA. La asunción de la Virgen. El Greco, Raine María Rilke

«He visto muchas cosas de El Greco en Toledo y cada vez con más penetración y, por último ‘La Asunción’ en San Vicente: un ángel gigantesco irrumpe oblicuamente en el cuadro, otros dos solamente se alargan, y de lo que resta de todo eso se origina el puro ascender, y no puede dejar de ser otra cosa».

(Carta a María von Thurn und Taxis, 1912).

[La encontré en otro blog, aquí (https://www.elcopoylarueca.com/la-asuncion-maria-rainer-maria-rilke/)].

LA ASUNCIÓN DE MARÍA

I

Óleo delicado que la altura quiere,
estela azul que el incensario eleva,
música de laúd compuesta hacia lo alto,
leche del mundo, brota,

apaga la sed del cielo, que es aún pequeño, y nutre
todo lo que en ti duerme, como el reino que llora:
te has transformado en oro como la alta espiga,
te has vuelto pura como una imagen de agua.

Al igual que nosotros, cuando es de noche, oímos
en soledad cómo las fuentes brotan:
así estás tú ascendiendo, enteramente sola
delante de nosotros. Y como en una aguja

quiere enhebrarse en ti mi larga mirada
antes de que huyas de este mundo visible,
y la arrastres así, aunque quede muy blanca,
a través del azul auténtico del cielo.

II

No sólo de los ojos de los discípulos
en los que queda la leve nostalgia de tus ropas,
¡ay! te desprendes, también, del cáliz de las flores,
del pájaro que describe su vuelo;

también de la plena ingenuidad de los niños,
de la ubre y el rumiar de la vaca;
todo se hace menor por la ternura
y sólo el cielo aumenta desde dentro.

Fruto arrancado de nuestro propio fondo,
baya que estás llena del más pleno dulzor,
déjanos sentir cómo te fundes
en la boca del gozo que arrebata.

Aquí permanecemos, donde tú te marchaste.
Cada lugar de abajo quiere ser consolado.
Tiéndenos tu gracia, fortalécenos como con vino.
Pues no se puede hablar aquí de comprender.

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