Píldoras de la crítica. Lemebel. Andrea Ostrov

Píldoras de la crítica. Lemebel. Andrea Ostrov

(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)

“En La esquina de mi corazón -primer libro de crónicas de Lemebel- el mapeo de los circuitos libidinales de la homosexualidad proletaria se superpone a la cartografía ‘decente’ del espacio urbano”.

Las crónicas de Loco afán, como propone Diana Palaversich, se tratan de “un ‘manifiesto homosexual proletario latinoamericano en nítida oposición al discurso gay norteamericano’ ya que en ellas se construye una sexualidad que resiste a la ‘normativización de la homosexualidad a partir de la imposición de un patrón gay importado’. En efecto, la imagen gay que se trata de imponer como paradigma de la homosexualidad masculina no pone en cuestión la figura de ‘hombre’, en tanto el gay no feminiza su conducta ni su gestualidad sino que conserva y aún acentúa los rasgos de masculinidad. Por consiguiente, la figura gay resulta menos contestataria, menos insolente que ‘la loca’ con respecto a la imagen masculina culturalmente legitimada. La loca, en cambio, cuya versión extrema es precisamente el travesti, resulta mucho más peligrosa y contestataria para la cultura”.

También aquí, Lemebel, politiza la enfermedad, que viene con el tratamiento del cuerpo y la sexualidad, politizándola, la del SIDA en particular. “Puesto que la culpabilización de la víctima está a la orden del día cuando se trata de enfermedades vinculadas al ejercicio de la sexualidad, el SIDA es rápidamente utilizado como dispositivo de control sexual y político para la ratificación de los valores y formas de vida considerados ‘saludables’: la irrupción del SIDA se extiende en el interior del cuerpo social como un verdadero dispositivo de moralización y normalización de las uniones sexuales”.

A esto Lemebel le opondrá una estética camp y la construcción de una identidad loca, jugando con el lenguaje, renombrando: “el suicidio de varias depre-sidas”, el “ciudad-ano” el cuerpo travesti “expulsado del centro de la ciudad, relegados al dominio de los ‘abyecto’, convertidos en deshecho periférico en tanto desbordan el marco de legitimidad impuesto por un orden tanto urbano como ciudadano”.

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