ARTE Y LITERATURA. Las dos Fridas, Nayeli Cruz. Frida Kahlo. Florencia Etcheves

“-Nayeli, ¿qué opinas de este cuadro? -preguntó con genuino interés, sin quitar los ojos de la tela.

La pregunta la agarró desprevenida. Como cada vez que se ponía nerviosa, el labio inferior de Nayeli empezó a temblar. ¿Qué podía saber ella de obras de arte? ¿Por qué su opinión podría ser importante para una mujer tan decidida como Frida? Respiró hondo y sacó el aire despacito. Miró el cuadro mientras desataba la cinta negra que decoraba la cintura de su falda. Sin pensarlo, hizo lo mismo que le había visto hacer a Frida segundos antes: ató la cintura alrededor de su cabeza, hasta lograr un peinado idéntico.

Dentro y fuera del cuadro había dos Fridas. Unas habían sido fabricadas con óleo y pigmentos; las otras, de carne y hueso, con dolores y cintas negras en la cabeza.

-Dime tehuanita, ¿qué ves? Y no me mientas, eh, que tú tienes unos ojos de un verde tan transparente que hasta se te ven los pensamientos.

Estaba tan nerviosa como Nayeli. Las impresiones de la joven le importaban mucho más que las cataratas de palabras que, sin dudas, iban a decir los estirados sin alma de los críticos de arte. El cuadro era enorme. Frida había pintado un autorretrato como casi siempre, pero, en este caso, lo había hecho por partida doble.

-Te veo a ti dos veces. Una Frida está con falda y huipil de tehuana, y le toma la mano a otra Frida que viste de manera extraña -dijo Nayeli casi en un susurro.

-Claro, la otra Frida tiene puesto un vestido blanco con encajes y puntillas y volados, al estilo europeo -agregó Frida-. Una es la mexicana, la que Diego amó, y la otra es una Frida que se refugia en sus antepasados europeos, lejos de la mexicanidad tan buscada…

-Ambas tienen el corazón a la vista, dos corazones desnudos -la interrumpió la joven-. Son extraños, nunca los imaginé con esa forma.

-Son corazones sufrientes. Así es como se ven: rojos, hinchados, a punto de explotar. Y fíjate que los he unido con una arteria bien roja, casi que la Frida desairada está por desangrarse. El cuadro no tiene nombre todavía y es importante que lo tenga. Es una desdicha cualquier cosa que no pueda ser nombrada. ¿Qué nombre se te ocurre?

Nayeli se adelantó unos pasos y quedó a centímetros del cuadro. Sintió el picor del disolvente en la nariz, no le importó. Apoyó la oreja sobre el dibujo de la Frida tehuana y esperó a que el secreto le fuera develado.

-Las dos Fridas -dijo minutos después-. Es el nombre que desea el cuadro”.

2 comentarios en “ARTE Y LITERATURA. Las dos Fridas, Nayeli Cruz. Frida Kahlo. Florencia Etcheves

Replica a Richatd Cancelar la respuesta