Píldoras de la crítica. El valor de lo terrenal en Dante. Armando Roa

(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)

“El valor dado por Dante a la vida terrestre se observa desde luego en su descripción de los condenados del Infierno, que ‘olvidando’ sus suplicios, revelan seria preocupación por saber del curso de los acontecimientos históricos, de la suerte de Florencia, de la inmortalidad de sus hazañas, de si aun se les recuerda, como si el ser olvidado en este mundo fuese una segunda muerte. Así ocurre que retienen el pasado en su nueva vida, pero ignoran presente y futuro; por eso esperan con angustia nuevos condenados para que al llegar les vayan informando de los recientes sucesos domésticos, familiares y universales. El acontecer terreno, el haber perdurado más tiempo en la vida por el valor de la vida en sí, cualquiera sea su destino, el ser acá testigos o actores de lo mínimo o lo máximo, supera casi al vehemente deseo de zafarse de los satánicos tormentos.

El interés del hombre por el hombre alcanza su glorificación en las últimas estrofas del Paraíso, cuando Dante absorto ya en los majestuosos coloridos de la Soberana Luz, divisa en medio de ella nuestra propia efigie, y es la efigie humana inédita e intocada, más que la luz divina en sí, la que le sumerge en el torbellino celeste y le hechiza, hasta que por fin se desprende gracias a serie arrebatada la vista recién después, por la esencia misma del Primer Amor …

Aunque aquella efigie ha sido interpretada como el cuerpo de Cristo y el misterio de la Encarnación, del contexto de la Divina Comedia y de las propias palabras dichas ahí sólo se deduce que se trata de la mera pintura de la figura humana”.