
A partir de
Le viste la cara a Dios, de Gabriela Cabezón Cámara
“Ya no preguntás por qué te pasa esta mierda a vos, que estudiabas, trabajabas y hacías voluntariado en el hospital de niños del barrio de las afueras, escapar es más urgente que ahondar en la metafísica”.
Escapar de esa “noche tras noche de infierno”.
Escapar de ese “hijo de puta que te está cogiendo a palos por hacerte la boluda, mogólica Beya durmiente, dice y grita y te pega fuerte, ya vas a ver , puta tonta, acá dormís si yo digo”.
Escapar de “el Rata Cuervo y sus amigos, los rufianes del Sabor, el puticlub de Lanús donde conociste a Dios”, “más el juez, los policías, el cerdo gobernador y muchos clientes civiles (que) van pasando de a uno en fondo”.
¿Y cómo, desde ese infierno, pudo conocer a Dios? Allí, “lo que podés es cuidar tu odio como si fuera un bebé recién nacido o un jardín muy florecido en el medio del desierto … Estás escondida ahí, en el jardín de tu odio”.
Y así se preservó. Y así rezaba. Una vez, a San Jorge: “Oh, poderoso San Jorge, oh guerrero noble y bueno, dale una mano a tu sierva y ganame esta batalla. Defensor de las causas justas, matador del dragón rojo, dame tu espada implacable, mándame diez mil soldados y aplastá a mis enemigos que son fuerza de Satán. Oh, luchador del bien, que sea el brillo de tu espada la luz que corte lo oscuro del puticlub de Lanús. General de mil batallas, ahora te estoy invocando Hasta la victoria siempre. Amén”.
Y otro devoto de san Jorge la escuchó murmurar sus oraciones. Y se apiadó de ella Y ella pudo entonces ver la cara de Dios: “la suma de todas las cosas buenas de la vida”, como una epifanía.
Misteriosos los caminos de Dios, que desde el infierno le permitió ver Su cara habiéndose protegido en su odio, habiendo después podido, mediante engaños, vengarse; y la venganza fue justa.
Armada con santo odio, para poder ver todo lo bueno de la vida, y salirse de todo el horror de la vida.
Que excelente comentario , después de estar en el infierno tuvo la oportunidad de ver a Dios desde ese infierno. Y de poder salvarse de las opresiones. Muy interesante planteo de la esperanza.
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