Vidas imaginarias, de Marcel Schwob

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Vidas imaginarias, de Marcel Schwob

De estas “Vidas imaginarias”, elijo la de “Nicolás Loyseleur. Juez”. ¿Qué es todo esto? ¿Qué es de aquel que “nació el día de la Asunción y fue devoto de la Virgen”?

“Era costumbre en él invocarla en todas las circunstancias de su vida y no podía oír su nombre sin que los ojos se le llenaran de lágrimas”.

Llamó rápidamente la atención de la Iglesia que lo empleó para avisar a los ingleses de los movimientos de los ejércitos franceses.

Tenía una “gracia persuasiva”, y volvió a ser empleado. Esta vez, en el “proceso de Juana la Lorenesa”.

Se le aparecía en su celda: “Juanita, ten confianza en mí”, y lograba que la joven se confesara mientras desde un escondite sus acusadores tomaban nota para la acusación. Con engaños, palabras dulces, promesas falsas, la conducía suavemente a su propia condenación. Juana lloró.

Hasta que la declararon hereje. Condenada a la hoguera.

No fue Juana la única en llorar. Loyseleur “se quedó para ver cómo era quemada. Fue entonces cuando se manifestó visiblemente su devoción por la Virgen. Tan pronto como oyó las imploraciones de Juana a Santa María, comenzó a derramar cálidas lágrimas. Tanto lo conmovía el nombre de Nuestra Señora”.

¿Qué es todo esto sino el odio piadoso, acaso el más temible de todos?

(Hyspamérica. Traducción de Julio Pérez Millán)

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