
Diálogos. García Márquez: historia de un deicidio. Vargas Llosa
(No es novela ni cuento, a quienes aquí acogemos. Pero escrita por un novelista, no es solo crítica o análisis. Es un diálogo entre escritores. Y creación de un espacio literario. Por eso también lo acogemos).
Nos cuenta admirativamente del “sentido extraordinario del arte de contar” de Gabriel García Márquez, un deicida: “escribir novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad. Es una tentativa de corrección, cambio o abolición de la realidad real, de su sustitución por la realidad ficticia que el novelista crea. Este es un disidente: crea vida ilusoria, crea mundos verbales porque no acepta la vida y el mundo tal como son (o como cree que son). La raíz de su vocación es un sentimiento de insatisfacción contra la vida; cada novela es un deicidio secreto, un asesinato simbólico de la realidad”.
Y este deicidio esta, como no, motivado por los demonios de cada autor. “El proceso de la creación narrativa es la transformación del demonio en tema, el proceso mediante el cual unos contenidos subjetivos se convierten, gracias al lenguaje, en elementos objetivos, la mudanza de una experiencia individual en experiencia universal”.
¿Lo logrará? Todos pueden tener algún demonio agitándolo. No todos se convierten en escritores, no todos en grandes escritores. Lo formal es esencial: “en el dominio de la forma -el del lenguaje y el orden de una ficción- se decide su victoria”, “la verdad o la mentira de un mundo de ficción dependen exclusivamente de su forma, no de los temas sino de su objetivación en una escritura y una estructura”.
Para esto habrá que conocer la estructura narrativa, junto con la biografía del autor y su contexto real en el que vive, incluyendo sus influencias culturales, con los “cuatro principios estratégicos de organización de la materia narrativa”: los vasos comunicantes, la caja china, la muda o salto cualitativo, el dato escondido.
Pero hay algo más.
De lo que se trata este deicidio, es de una teodicea. Que comienza con los cuentos que “constituyen la prehistoria de su mundo ficticio” y culmina en Cien años de soledad. ¿Y en qué consiste esta teodicea?
Más que en García Márquez, la admiración y el minucioso análisis de su obra, consiste en “la historia de la realidad ficticia” tal como se despliega en la obra del autor colombiano. Nos quiere “mostrar la naturaleza total, autosuficiente, de la realidad ficticia”, que es de “filiación diversa” a la realidad objetiva.
Una historia de la realidad ficticia que se desenvuelve a través de una lucha “entre un mundo en el que la pugna realidad objetiva – realidad imaginaria se decide con la secreta victoria de ésta y uno en el que lo imaginario impera y retroactivamente absorbe en una ficción total las etapas precedentes de la realidad ficticia”.
Se consuma “la derrota de lo real objetivo”. Triunfa la novela. El elemento añadido, es decir, “la soberanía de una realidad ficticia”.
Es una investigación, y una reivindicación, de este triunfo. De la realidad ficticia. Y también, entonces, el deicidio se consuma en el análisis, mostrando la marcha victoriosa de la realidad imaginaria sobre la realidad objetiva.
Un formidable recurso sumergirse en las novelas. Eso siempre y sobretodo cuando la realidad asfixia, la ficcion permite respirar
Me gustaLe gusta a 1 persona