La caja negra, de Amos Oz

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La caja negra, de Amos Oz

¿Qué hay, entre las solicitudes y los reproches, el deseo y el rechazo, la soledad y la búsqueda de compañía, el abandono y la protección, el amor y el rencor?

¿Qué hay entre Ilana, que fue una niña judía polaca y después soldado del ejército de Israel, separada hace siete años de Alex Gideon, que fue duro oficial del ejército de Israel y después intelectual reconocido contra el fanatismo; entre Ilana y su hijo con Alex, Boaz, que fue un adolescente rebelde y bello; entre Ilana y su nuevo marido Michel Sommo, que fue un judío nacido entre árabes en Argelia y después árabe para los judíos de Paris donde vivió y judío para los gentiles y pobre en Israel parte de la extrema derecha israelí, fanático religioso?

Hay detrás de todo aquello una caja negra. Hace falta que podamos habernos “sentado y analizado” qué contiene.

Porque todas aquellas emociones, hacen y distorsionan la vida. No, no el entrevero de todas esas emociones. Sino las atribuciones de una única a cada cual. La frialdad de Alex. La manipulación de Ilana. La rebeldía de Boaz. El fanatismo de Michel.

De esas atribuciones, acaso, es que nazcan “las preguntas ancestrales”: “¿por cuánto tiempo se regocijarán los malvados?, ¿no hará justicia el juez de la tierra toda?”.

Pero, ¿son malvados los malvados, quién los acusa, como puede juzgar el juez? Existen, sí, pero esas atribuciones…

Es Alex esa “mezcla de rudeza y desvalimiento”. Es Michel esa mezcla de cálculo, negocios y fe y bondad desinteresada. Es Ilana esa mezcla de rencor y deseo, libertad y sumisión. Es Boaz esa mezcla de rebeldía y orden propio.

¿Nace también de erradas atribuciones el contrario de la maldad? La pregunta, “¿qué es la santidad?” (¿y con ella la felicidad?), ¿podemos siquiera formularla?

¿Es la redención de la Tierra de Michel?, ¿la lucha (expiatoria) contra el fanatismo de Alex?, ¿el paraíso cotidiano de Ilana?, ¿el rechazo a todo mandato: la Religión, la Política, la Patria, de Boaz con su comunidad libre?

Probablemente todo esto no sea más que fanatismo (¿la forma pública de nuestras atribuciones cotidianas?): “no es el egoísmo, ni la vileza, ni la crueldad de nuestra naturaleza lo que nos convierte en una especie que se destruye a sí misma. Nos aniquilamos precisamente por culpa de nuestros ‘más altos anhelos’”.

Para saber que “El conoce bien de qué hemos sido hechos, sabe que no somos más que lodo. Los días del hombre son como la hierba; como flor del campo así florece. Pero sopla sobre ella el viento, y ya no es más, ni se sabe siquiera dónde estuvo”.

Acaso queda solo reconocer esta verdad absoluta. Acaso quede seguir descifrando aquellas preguntas ancestrales, sin aniquilantes altos anhelos, aunque, ¿con qué?

 (Grijalbo. Traducción de Gracia Rodríguez)

Un comentario en “La caja negra, de Amos Oz

  1. Las atribuciones serian estigmas? Condicionantes que interfieren en el despliegue de lo que verdaderamente cada uno puede ser?Tal vez haya en cada persona una intimisima intimudad intransmisible: la caja negra

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