
“El cuerpo de su Marat será redimido, no por Dios, sino por la historia que es literalmente transfigurada en el arte. David nos transmite el mensaje de inmortalidad no solo a través del esplendor griego del cuerpo de Marat, sino por el carácter delicado de la herida, que inevitablemente evoca la pintura religiosa. El corte es una diminuta abertura en un cuerpo por lo demás perfecto y entero. Es imposible imaginar ese cuerpo descomponiéndose porque se supone que no nos engañamos acerca de lo que es: una obra de arte, un cadáver de una estatua maravillosa, algo conservado para siempre en la pintura.
… Los contornos del cuerpo de Marat y de cada objeto del lienzo parecen absolutos, rígidos, congelados. Un borde nítidamente definido divide el lienzo por encima de la mitad y recorre la tela del turbante, el hombro y el brazo de Marat hasta la mano y la hoja que ésta sostiene, y por último el paño verde que cubre la bañera. El efecto de contemplar con mis propios ojos el lienzo, que es de gran tamaño, fue para mí como tener una visión fantástica. El cuerpo y su pequeño corte, los pliegues del paño, las plumas, el tintero, el papel y el cuchillo se ven con toda claridad incluso cuando están en la sombra, lo que significa un orden de separaciones nítidas entre todos los objetos visibles, un mundo del que se han erradicado la imprecisión, la incertidumbre y la ambigüedad, y donde la verdad es cognoscible. El intenso placer que me provoca el cuadro creo que se debe a su confianza en el orden esencial de las cosas”.
Excelente pintor, visto por una excelente escritora….gracias
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y gracias a Jacques-Louis David, donde sea que no esté
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