ARTE Y LITERATURA. El buffet, Jean Simeon Chardin. Marcel Proust

“En ese aparador -desde las precipitadas dobleces del mantel retirado a medias hasta el cuchillo puesto de lado, cuya hoja destaca bien a las claras- todo es un reflejo de las prisas de los criados, todo da cuenta de la voracidad de los invitados. El frutero, que todavía mantiene un aspecto exuberante y glorioso, aunque por poco tiempo, como un vergel de otoño, tiene en su parte más alta una corona de melocotones mofletudos y rosados como querubines, inaccesibles y sonrientes como si fueran inmortales. Un perro que levanta la cabeza no puede alcanzarlos, y ese deseo imposible los hace aún más deseables. Los saborea con sus ojos, y descubre en la pelusa de su piel humedecida la delicadeza de su sabor., transparentes como la luz y deseables como el agua del manantial, como copas en las que unos sorbos de vino dulce estuviesen allí como en el fondo de una garganta, están al lado de copas casi vacías, como si estuvieran al lado de unos emblemas de la sed ardiente, de la sed saciada. Hay también una copa medio volcada, inclinada como una corola marchita; su posición es tal ilustrativa que nos muestra la parte baja de su pie, la delicadeza de sus junturas, la transparencia de su cristal, la nobleza de su parte más ancha. Medio rota, sin poder satisfacer ya las necesidades de las personas por mucho que este fuese su destino, mantiene en su gracia inútil la nobleza de un jarrón veneciano. Las ostras – ligeras como copas nacaradas y frescas como el agua de mar que nos ofrecen- descansan sobre el mantel, como si fueran los símbolos frágiles y encantadores del altar de la gula”.

Es que la “mediocridad doméstica” con Chardin, “al ver que nuestro artista le confía a usted los secretos que obtiene de los objetos, éstos ya no se ocultarán más y no tendrán inconveniente en confiárselos también a usted mismo. La naturaleza muerta llegará a ser así una naturaleza viva. Como la propia vida, siempre tendrá algo nuevo que decirle, alguna ilusión que poner de relieve, algún misterio que revelar. La vida diaria le resultará atractiva si durante algunos días escucha usted su pintura como si fuese una lección, y cuando haya comprendido la vida de su pintura habrá conquistado usted la belleza de la vida … Chardin entra como la luz, dando a cada cosa su color, convocando a todos los seres de la naturaleza muerta o inanimada que estaban sepultados en la noche eterna, con el significado de su forma tan brillante para la mirada y tan oscura para el espíritu”.

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