Píldoras de la crítica. Las contradicciones, no antagónicas, en Borges. Estela Cédola

Píldoras de la crítica. Las contradicciones, no antagónicas, en Borges. Estela Cédola

(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)

Las oposiciones, las parejas de opuestos, las contradicciones -no antagónicas, como se verá-, prevalecen en Borges, al menos en El Aleph y sus trece relatos en la edición de 1947 de Emecé.

[Con estos conceptos al centro, afirma, a contrapelo de lo instalado, que se trata de un Borges con un pensamiento dialéctico (o al menos predialéctico, basado en Nicolás de Cussa: “Una de las preocupaciones fundamentales de Borges: las relaciones dialécticas entre la imaginación y la realidad”. Un Borges “en la línea de los poetas malditos … por su manera de recuperar el mal y lo negativo en el mundo, de situarse en el interior de lo múltiple y heterogéneo que la realidad despliega bajo la forma de la contradicción”. Un Borges que “escapa a la designación de idealista absoluto … como intelectual, toma conciencia de que su función consiste en comprender la realidad, en ser crítico, hiperconciente”].

Los dos pares de opuestos dominantes son, entre pensamiento y acción, y entre lenguaje y realidad.

Para cada relato hay una contradicción o una serie de contradicciones que pueden hallarse: en El inmortal, la inmortalidad y mortalidad, el hombre de acción y el intelectual. En Los teólogos, el tiempo lineal y el tiempo circular. En El muerto, la falsa vida y la muerte. En Historia del guerrero y la cautiva, la civilización y la barbarie. En Biografía de Tadeo Isidoro Cruz, entre la integración y la marginación social, entre el pasado y el presente. En Emma Zunz, entre el móvil verdadero y el móvil falso. En La casa de Asterión, entre la víctima y el verdugo. En La otra muerte, entre realidad e imaginación. En Deutsche Requiem, entre derrota y victoria. En La busca de Averroes, entre lenguaje y realidad. En El Zahir, entre lo absoluto y lo momentáneo. En La escritura de Dios entre cuerpo y espíritu, el ser humano y la divinidad.

La estructura general de sus relatos, entonces, consiste en “un sistema de oposiciones (que) mantiene su tensión hasta que en determinado momento estas confluyen en una unión inesperada”.

[Unión que es fusión, simultaneidad, más que síntesis en tanto resolución de las contradicciones, hablando en general en términos dialécticos, pero esto sería otro tema, aunque se menciona].

Un sistema de oposiciones, contradicciones, pares de opuestos, que, de un lado, permiten comprobar que Borges va a la busca de la realidad [no está encerrado en una torre de marfil]: el mundo es el escenario donde se desarrollan sus cuentos”, y busca comprenderlo; y porque “las contradicciones no han sido aun resueltas en el plano de la realidad”, siga buscando encontrar su resolución. De aquí, de otro lado, otorga una función al intelectual y a la literatura: En general: una “función catártica”: “resolver las contradicciones”. En particular: Borges se preguntaría “si un libro es una forma de acción eficaz (y) creemos que responde afirmativamente cuando sostiene que hay libros capaces de cambiar el curso de la historia”. Específicamente: el aleph es donde todas las contradicciones de resuelven, el lugar de la simultaneidad y la totalidad.

Lo que da, en Borges, una “visión alephica”: “la meta ansiada en el plano estético. Allí ocurre el combate definitorio entre las palabras y las cosas”. Hay, también, una “visión zahirica”, la de la obsesión de un objeto o idea fija, ciega a la riqueza del universo, que lleva al dogmatismo, “un anatema” para Borges. El zahir representa las cosas como aparecen en la realidad, el aleph la totalidad. “Entre el Aleph y el Zahir se desarrolla toda la obra de Borges”. Ambos, más que opuestos, son momentos. Borges busca alephizar, rechazando la fijeza dogmática. La estructura de un sistema de oposiciones, contradicciones, pares de opuestos, busca alephizar las cosas: “una perspectiva que ha de ser fluida y modificable, momentánea y capaz de transformarse”.

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