
Píldoras de la crítica. Villette, de Charlotte Brontë. Kate Millett
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
Villette, “esa novela de Charlotte Brontë que resulta demasiado subversiva para alcanzar la popularidad”. En su protagonista, Lucy Snowe, “se perciben claramente los efectos que una sociedad basada en la supremacía del varón llega a producir en el carácter femenino. Lucy es la vez amarga y honesta; es una mujer revolucionaria y neurótica, presa de terribles dudas y conflictos, que cae en la ira y el desaliento, pero manifiesta una inquebrantable voluntad. Es un par de ojos que escudriñan la sociedad, sopesando, ridiculizando y juzgando cuanto observan. Es un mueble en el que nadie repara, pero que todo lo ve y lo narra, con cinismo, compasión, exactitud y detalle. No es nadie, porque no posee ninguno de esos rasgos que podrían hacerla distinguible; la belleza, el dinero o la sumisión. Sólo es un magnífico cerebro imperfectamente desarrollado y una sensibilidad amplia que entenebrece a los demás personajes de la novela; es una sublime excepción, que destaca entre una muchedumbre amorfa y mediocre.
Lucy analiza a los hombres sin que éstos tan siquiera se percaten de ello …
Lucy también observa a las mujeres, cuya duplicidad y complejidad es aún más marcada”.
Charlotte Brontë muestra “la esquizofrenia social de la cultura masculina”, y lo hace con “las técnicas utilizadas en Villette. Cuando escinde a sus personajes y confiere a las reacciones de Lucy una constante fluctuación entre dos polos, Brontë no se propone sino reflejar esa división de la cultura. Lucy vive una dolorosa dicotomía entre su espíritu innovador y revolucionario y los residuos de hábitos ya superados que inoculan su ánimo. Tal conflicto íntimo queda agravado por la imposibilidad casi absoluta en que se encuentra de realizar sus ambiciones y deseos en la sociedad en la que vive. Tropieza con dificultades por doquier: a los obstáculos sociales y económicos se añaden la áspera realidad del sistema de castas sexuales y la mentalidad que dicho sistema implica. Y, sin embargo, los impedimentos la alientan en cierto modo. Lucy no sólo encarna las aspiraciones de Brontë, sino también las de toda joven conciente (de aquella época o de la nuestra): anhela ser libre, evadirse de su mundo limitado, aprender, trabajar, visitar nuevos lugares”.
Pero solo puede acceder a trabajos serviles. Hasta que, utilizando a Paul, logra comprar su libertad. Se va. No se casa. Es cierto que el precio es la soledad.
“Calificar esta novela de neurótica no es sino confundir el síntoma con la causa, en el afán por protegerse a sí mismo de una realidad desagradable.
Lo que sorprende en Lucy no es su irritación o su enojo, sino su humanidad, su conmiseración y, sobre todo, su humor. ‘Villette’ es una de las novelas más ocurrentes de la lengua inglesa y uno de los escasos libros ingeniosos que produjo una época especializada en la comedia sentimental. Las cualidades más atrayentes de ‘Villette’ son su extraordinaria lucidez, su exactitud analítica, la veracidad de sus observaciones y la importante función que concede a la autocrítica. Pese a que cae de vez en cuando en un sentimentalismo propio de la empalagosa mentalidad victoriana, constituye una de las obras más interesantes de su tiempo y uno de los frutos más alentadores de la sensibilidad revolucionaria”.
Kate Millett. Política sexual