
“La obra de Léger fue en seguida un espectáculo maravilloso en el que sonreían personajes desvanecidos en los perfumes. Personajes indolentes que, voluptuosamente transforman la luz de la ciudad en múltiples y delicadas coloraciones sombreadas, recuerdo de los huertos normandos. Todos los colores hierven. Luego, sube de ellos un vapor y cuando éste se disipa, aparecen colores de excepción. Una especie de obra maestra ha nacido de esta época, y se llama Los fumadores.
Hay pues en Léger, un deseo de extraer de una composición toda la emoción estética que ella puede dar. Así, lleva un paisaje al más alto grado de plasticidad.
Aparte de él todo lo que no ayuda a dar a su concepción el aspecto agradable de una simplicidad feliz”.