A partir de
1919, de John Dos Passos
Todos recorriendo caminos inesperados, los que, probablemente, no se hubieran recorrido en tiempos normales.
Pero no eran tiempos normales. Eran tiempos de guerra en Europa, de Wilson y las promesas incumplidas de pacifismo –primero con la neutralidad de EEUU, después con la afirmación de que sería la “guerra que terminaría todas las guerras”, mientras la Standard Oil disputaba con la Shell, y se preparaba en el envío de tropas para reforzar a Wrangel y la ofensiva antibolchevique-, eran los tiempos de la revolución rusa, de la IWW y la persecución.
Y así Joe Williams dejó la Marina de Guerra por pegarle a un oficial para terminar como Marino mercante buscando sobrevivir como pudiera. Dick Savage era un socialista de palabra que terminó de oficial de las FFAA de EEUU en Europa y trabajando para la Standard Oil. Evelyn Hutchins hija de un pastor unitarista camina por el sendero de la bohemia y termina como voluntaria de la Cruz Roja en Europa de acompañante de su amiga Eleanor en salones regados de alcohol, superficialidad y aburrimiento mientras miles se desangraban. Y tras esos senderos sinuosos, aparecen Ben Compton, Joe Hill, Paul Bunyan, de la IWW entregados a la causa de la clase obrera y contra la guerra, algunos asesinados por tropas de choque formadas por los empresarios, otros como Benny encarcelados por sus ideas y su lucha.
Despuntaba tras el horror de la guerra de los capitalistas, una esperanza. Y una amenaza. Porque “ser rojo en el verano de 1919 era peor que ser alemán o pacifista en el verano de 1917”. Los tiempos volaban. Y hoy, ¿no parecen estar tomando carrera para volver a despegar?