A partir de
A este lado de la luz, de Colum McCann
Clarence Nathan Walker ayer obrero de la construcción hijo de Clarence soldado de la guerra de Corea y nieto de Nathan Walker topo, obrero que vava los túneles por donde pasan los trenes bajo el río Hudson, hoy Treefrog mendigo que vive en los túneles entre suciedad y ratas, dormía en la escalera de incendios del departamento de su familia en el Harlem. Desde allí, veía el barrio, “un paisaje de amor y de odio. En esta parte del mundo hay algo vivo cuyo corazón podría estallar con tanto dolor acumulado. Como si de repente todo vacilara bajo la gravedad de la vida. Como si la propia ciudad hubiera dado a luz los entresijos del corazón humano”.
De amor de la vida de obrero-topo feliz de Nathan Walker y su esposa Eleanor. De odio porque él, además de ser obrero es negra, y ella es obrera blanca, y la gente los insulta, y ellos viven bajo ese insulto que se respira, y en la fábrica textil donde trabaja Eleanor aparece su hijo moreno Clarence a contarle de su sobresaliente en la escuela, y bajo la mirada del capataz irlandés ella niega que él sea su hijo con esas motas en los pelos. Y sufre. Y en un accidente muere. Y Nathan Walker envejece triste y reumático, deprimido, abandonado, viviendo con su nuera drogadicta que muere de sobredosis, y con su nieto Clarence Nathan. .
Al final de la vida, quiere resucitar. Pasea por el túnel que construyó a inicios del siglo XX con su nieto, allá abajo donde con sus compañeros de cuadrilla cantaban “así estamos debajo de abajo”. Le propone bajar del andén a las vías. Toman el tiempo de paso de los trenes, bajan, caminan, el tren se acerca. Clarence Nathan salta ágil en el próximo andén que logran alcanzar. Nathan no.
Clarence se deprime, se inflige castigos, quemaduras en las manos, enloquece, pierde a su amada mujer e hija. Desciende a los túneles ahora Treefrog, y vive en su “sucio nido”. También quiere resucitar, pero “resurrecciones no son las de antes”.
De amor y de odio estaremos hecho, ¿pero es que acaso no se puede romper esa ley de gravedad de la vida, y vivir cantando como también alguna vez lo hicieron “así estamos arriba de arriba”?