A partir de
David Copperfield “examina su propia vida”, partiendo de un huérfano pobre, atravesando las máximas penurias: la pobreza, el trabajo de niño embotellador al que lo arrojó su malvado padrastro, el vagabundeo, el primer renacer amparado por su tía, las zozobras económicas, la muerte de su mujer y de su mejor amigo, hasta alcanzar la fama como escritor.
Dibuja paisajes sociales: Urias Heep, un astuto codicioso y maquinador, disfrazado de “humilde” persona para ocultar sus codiciosas ambiciones capaces de destruir a todo y todos a su alrededor para alcanzarlas. Streerforth, su viejo amigo, de mayor posición social, caprichoso para cumplir sus deseos. La buena familia trabajadora de pescadores pobres los Peggotty. Los despóticos Murdstone, el padrastro y su hermana, con maltrato, severidad, indiferencia. Los buenos de los Micawber, siempre pobres, viviendo de esperanzas.
Para concluir que si “he sido uno de los favoritos de la fortuna”, forjando su carácter, “mi perseverancia y energía paciente”, aquella ha sido ayudada: “siempre que he perseguido un objeto, le he dedicado todas mis fuerzas, todo mi corazón … jamás he creído que existía don natural o adquirido capaz de conseguir su fin si no camina del brazo con la energía, la actividad, la perseverancia, el trabajo”.