A partir de
El Santo Oficio de la Memoria, de Mempo Giardinelli
Una familia de origen italiano de cinco generaciones, comenzando trágicamente su vida en la Argentina de fines del siglo XIX. Trágicamente porque el nono Antonio y la nona Angiulina trajeron un hijo y dejaron dos de los que después apenas sabrían y nunca lograrían encontrarse. Trágicamente porque, leches blandas, sólo daban mujeres, y los hombres terminaban asesinados, o salían tontos y locos. Trágicamente porque “uno no sale así, es la casa la que marca para siempre”. Y mucho más, pero que aquí dejo a un lado, para detenerme en apenas un círculo de esta divina comedia, en la que todos hacen memoria de su(s) historia(s).
Sì, el centro puede ser el Tonto (Romancito), el bisnieto de la abuela , porque recoge todas las memorias, de todos. Pero el soplo de vida, por así decir, el yerro que marca a todos, es la nona, Angela, Angiulina. La nona, es siempre presente, malvada, agresiva + maltratada por su marido, sombra en su casa + melancólica, triste + intelectual autodidacta + alegre, irónica, solidaria + política, de izquierda, feminista + exótica, impredecible, genial creando su propia cultura caprichosa, arbitraria, confusa + transmutada después de la muerte de su marido en desolada y furiosa + preocupada amorosamente de sus hijos y nietos + soñadora, sermonera, brava + su alma un fuego encendido, llama olímpica + borracha + negativa, quejosa + trastornada por tantas lecturas + laburadora, sostén de la casa + apasionada de las aventuras + sufrida + de caprichosa tiranía + enferma de imaginación + de espíritu libertario, indómito, rebelde + conversadora, entretenida, compañera + adoradora de lo grande, desmesurado, impactante, desproporcionado + inteligente, astuta, intuitiva + rencorosa + fastidiosa + ecléctica + insensible, agresiva, inaguantable + admiradora de la mafia + la memoria misma + maniática + supersticiosa, maledicente, sugestionable + el más macho de toda la familia + bruta en el decir, pero llena de verdades + madre universal + derrotada por la tristeza + lo imprevisible.
¿Puede ser un individuo todo esto enreverado, contradictorio, mezclado, opuesto? Si, puede, no se amilane. ¿Pero es un efecto del Santo Oficio de la Memoria (porque “por mucho que conozcamos lo que creemos conocer, después lo narraremos de manera diversa de cómo los hechos fueron… porque el desconocimiento de lo conocido no tiene límites”?). No, no se amilane. Somos uno y múltiples, una Santísima Trinidad realmente existente. No, no se amilane. (Pero, me pregunto, si, como aquí dice la franca Franca, la nieta de la nona, el arte es cuestionamiento inquietante, ¿he llegado con esto a eso? No, aún no, tal vez es un viaje largo a hondas profundidades, y hay que tener coraje).