A partir de

La jungla, de Upton Sinclair

Jurgis nació en Finlandia y con su familia fue a Estados Unidos a inicios del siglo XX, donde todos se hacen ricos. En Chicago, fue obrero de mataderos y conserveras; obrero desempleado; estafado por las inmobiliarias; abusado por la justicia y la policía; asistido por benefactores; mendigo; padece frío y hambre hasta el límite de lo posible; despedazado por la forzada prostitucion de su esposa por el jefe y luego muerto su hijo de 1 año por las condiciones del lugar, golpea a ese jefe; entra en las listas negras, debe huir al campo, la libertad, se hace vagabundo y obrero de temporada, recorriendo el camino de muchos, vuelve como obrero en la construcción de túneles, trabaja para los caudillos locales del Partido Democrata, se corrompe, se hace rompehuelgas en la gran huelga nacional de los obreros de la carne, usado, vuelven a echarlo a la calle, al hambre y al frío.

Una trayectoria que no solo padece. «Jurgis se puso en pie temblando de rabia… todo su espíritu vibraba de odio y desafío… comenzó su rebeldía, su descreimiento, su odio a ley. Jurgis carecía de las luces suficientes para seguir la pista a aquel crimen social hasta sus orígenes. Jurgis no sabía que lo que a él lo aplastaba era lo que los hombres llamaban ‘el sistema’, que eran los patrones, sus amos», el capitalismo.

Llegaría a descifrar la pista, hacerse militante del socialismo.

Una de esas novelas que ya no se escriben, y deberían escribirse.