A partir de
Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante
Todo está en Bustrofedon, aquel burlón y sus juegos de palabras, todas las variantes imaginables e inimaginables (hasta la risa y la exasperación), porque las palabras deben significar lo que su autor quiere que signifiquen, con su Diccionario de Palabras A-Fines e Ideas Sinfines. Juegos de palabras en la noche de La Habana, en los personajes de la noche de La Habana: Cuba Venegas, Magalena Crus, Beba Longoria, Ribot, Agustín el fotógrafo, José Pérez, Vivian Smith- Corona, Arsenio Cue, Silvestre, los Campbell, Livia, Irenita, Estrella. El show, el chowcito, Tropicana y todos los cabarets y bares de la noche, las borracheras, las seducciones, las soledades, las muertes, los sueños, las ilusiones, las desilusiones. En esa vida en la que se entra con ímpetu y se termina derruido y enfermo.
Si todos ellos vienen del campo, unos se elevan aunque a profesiones tristes que rechazan, otras terminan de putas, o de cantantes al fin famosas y después olvidadas, de escritores que no escriben, de amigos de poderosos, asesinados en su mendacidad de muertos de hambre. Porque detrás, entremedio, de la noche de La Habana, está todo lo que traen sus noctámbulos personajes, “la belleza y 20 años y el hambre total, son demasiado campeones para el reto de La Habana”.
Demasiados. Y entonces el actor Arsenio y el escritor Silvestre sólo dando vueltas y vueltas por la ciudad, de noche, de conversadera, levante y lo que se dé, rechzando los modernos conejos de Alicia en el país de las Maravillas con sus horarios y órdenes, y a la vez hastiados de subir y bajar, de crecer y decrecer. ¿Es el reto invencible? Trotsky fue asesinado, intercala raramente y aquí se transparenta, quizá. Pero no es cosa de ellos, porque, “tú eres un tibio Silvestre. No eres ni frío ni caliente. Sabía que no sabías amara, ahora sé que tampoco puedes odiar. Eres eso: un escritor. Un espectador tibio”. Y dice que ni puede escupirlo de su boca. Pero es algo que se hizo, y seguramente, se volverá a hacer.