Diálogos: A propósito de Shakespeare, de Víctor Hugo

a proposito de shakespeare de victor hugo

(No es novela ni cuento, a quienes aquí acogemos. Pero escrita por un novelista, no es solo crítica o análisis. Es un diálogo entre escritores. Y creación de un espacio literario. Por eso también lo acogemos).

 

El arte es creación, en el sentido amplio de la palabra. “El hermoso problema del arte que consiste en la verdadera pintura de la humanidad, obtenida por el engrandecimiento del hombre, es decir, la generación de lo real en lo ideal”.

Genera lo real, por lo ideal. Se mide con el mismo Dios. “El libro es todavía más grande que el espectáculo del mundo, porque al hecho añade la idea. Si hay algo más grande que Dios visto en el sol, es Dios visto en Homero”.

 

Tiene sus formas. El drama. El cuento. El teatro. La poesía. Tiene su universo, críticos y lectores. En la cima, los genios.

 

El drama, que comenzó hace 40 siglos, “colocando a Jehová enfrente de Satán, el mal desafía al bien y se empeña la acción. La Tierra es la escena, el hombre el campo de batalla”.

El cuento, “especie de forma del sueño”.

El teatro, crisol de la civilización, el punto en el que comulgan las inteligencias, en él se forma el alma pública.

La poesía tiene “la facultad de mover y agitar las almas, como las agitaría y movería el mismo Dios”.

No sufre de progreso, aún con sus cambios a lo largo de las épocas. “Las transformaciones de la poesía son ondulaciones de la belleza  … hay marcha más no progreso”.

(Incluso, a contracorriente de hoy día, es generoso con el crítico –no el sacristán, no el doctrinario-, en el que, dice, “hay siempre un poeta, siquiera sea en estado latente”).

(No faltan los lectores. “El que lee atentamente los grandes libros experimenta en ocasiones durante la lectura súbitos escalofríos seguidos de un estado febril, que hace exclamar: ‘¡No comprendo! ¡ya entiendo!’”. Los libros colosales necesitan lectores atléticos).

 

En la cima está el genio. “Hay, en efecto, hombres- océano … y entonces el alma se llama genio, y tenéis a Esquilo, a Isaías, a Juvenal, al Dante, a Miguel Angel, a Shakespeare. Contemplar tales almas es contemplar el océano”. Y muchos otros más, cada uno retratado, Job, Ezequiel, Pablo, Cervantes. Es que “la obra de los genios es lo súper-humano surgiendo de lo humano”.

Padecen una obsesión, “fuente de todas las grandezas inesperadas de la imaginación”.

“Se reproducen y surgen en todas las crisis decisivas de la humanidad”.

Se distinguen por la exageración. “Colman la medida. Esto depende de la cantidad de infinito que vive en ellos. Desconocen los límites y contienen algo de lo ignorado”.

“En el poeta y en el artista hay algo de lo infinito: este ingrediente da a los genios su irreductible grandeza”. “Posee lo inconmensurable y lo innumerable”.

Producen verdaderos tipos humanos. Retratan la humanidad. “Un tipo no es la reproducción de un hombre en particular ni semeja exactamente a ningún individuo, sino que resumen y concentra una forma humana, toda una familia de caracteres y almas. Un tipo no abrevia, condensa; no es uno, es todos”.

 

Entre los genios, está Shakespeare. Es la tierra, “todo está sobre Shakespeare y en Shakespeare”, recorre la oscuridad y la luz. Es la totalidad. Es la creación. Es todo ebullición. En él, “está lo posible, que es ventana del sueño abierta en lo real”. No le falta ninguna posibilidad. “Shakespeare es la tragedia, la comedia, el cuento de hadas, el himno, el sainete, la carcajada divina, el terror y el horror y, para decirlo de una vez, el drama”.

 

No podemos dejar de mencionar a Cervantes. Sabremos que “tiene los tres dones”. La invención (que hace chocar las pasiones contra los sucesos y al hombre contra el destino). La creación (que produce los tipos cubriendo las ideas de carne y hueso). La imaginación (que siendo el sol, nace el claroscuro en todas partes, produce el relieve y da la vida).

 

Como lectores, ¿no participamos de este duelo con Dios del arte, los libros y los genios? Aunque simplemente digamos, como aquí Víctor Hugo, “yo admiro”. “No esperéis por tanto crítica alguna. Admiro a Esquilo y a Juvenal, y al Dante, en masa, en conjunto, en una pieza. No me burlo de los grandes bienhechores de la humanidad. Lo que vosotros decís que es defecto, yo digo que es acento. Me enseñan, y pago con gratitud”.

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