A partir de

Mandrake y la Biblia de Maguncia, de Rubem Fonseca

“La verdad es más extraña que la ficción, porque no está obligada a obedecer a lo posible”. Aún así, se decidió a averiguarla, y Mandrake, abogado criminalista, aceptó investigar la desaparición de Carlos Waise que trabaja en la Librería Antiquim de Pierre Ladoux, especializada en libros raros, donde compra Karin Altolaguirre, que tiene su Club de Bibliomaniácos, hija del megaempresario Aquilino, el con una biblioteca de miles de libros, ninguno raro, ella con una pequeña biblioteca solo de libros raros. Con la desaparición de Waise, otra desaparición, un libro raro, un incunable, de la caja fuerte de la Biblioteca Nacional, la biblia de Gutenberg. Y con estas dos desapariciones, la primera de las muertes, la de la novia de Weise, la bibliotecaria Eunice.

“En el mundo de los pensamientos, las sospechas son como murciélagos, vuelan siempre en el crepúsculo y ciertamente deben ser reprimidas, o al menos bien vigiladas; impulsan a los reyes a la tiranía, a los maridos a los celos, a los hombres sabios a la indecisión y la melancolía, como dijo el filósofo francés Francis Bacon. Mientras menos sabemos, más sospechamos. ¿Qué debemos hacer? Tratar de saber más, y, para saber más, usar todos los medios; si el blanco de tu sospecha es una persona, comunicarle tus desconfianzas, pues siempre obtendrás una reacción reveladora que podrá ayudarte a desenmascarar, desmitificar y exponer aquello que está oculto”.

Pero la verdad, no solo es desobediente, también, decepciona.

Y los resortes de muchas verdades, aún las oscuras, pueden provenir de sentimientos nobles. “¿Sabía usted que las pasiones secretas son las más fuertes?”. Y que casi cualquier cosa, hasta un libro, puede despertarlas.