A partir de
El Aleph, de Jorge Luis Borges
Murió Beatriz Viterbo, y la vida seguía. “Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad”. Por ejemplo, cada 30 de abril, día de su cumpleaños, visitaba a su padre y a su primo hermano Carlos Argentino Daneri en su casa, que permanecía igual.
Carlos Argentino, hablaba sobre el hombre moderno que con teléfonos, telégrafos, fonógrafos, aparatos de radiofonía, ya no necesitaba viajar. Todo estaba allí, al alcance de la mano, podríamos decir, sin necesidad de moverse, de desplazarse.
“Tan ineptas me parecieron esas ideas, tan pomposa y vasta su exposición, que las relacioné inmediatamente con la literatura; le dije que por qué no las escribía”. Ineptitud, pomposidad, vastedad: literatura.
(Y, además, detestaba los comentarios sobre la poesía que fueran “la invención de razones para que la poesía fuera admirable”, pero no modificaban que fueran apenas virtudes a posteriori).
Que por qué no las escribía. No fue necesario proponérselo, Daneri ya lo había escrito, en un poema que tituló ‘La Tierra’. “Una sola vez en mi vida he tenido ocasión de examinar los quince mil dodecasílabos del Polyolbioon, esa epopeya topográfica en la que Michael Drayton registró la flora, la fauna, la hidrografía, la orografía, la historia militar y monástica de Inglaterra; estoy seguro de que ese producto considerable, pero limitado es menos tedioso que la vasta empresa congénere de Carlos Argentino”.
No solo le expuso sus ineptas, pomposas, vastas ideas; no sólo las escribió en su poema que le compartió. También, le reveló la extraña fuente de su poema: El Aleph: “uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos”.
¿Cómo describirlo? Hallar una imagen; “pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad”. Falsedad: literatura.
Más bien la admisión de la imposibilidad -«¿cómo describirlo?»- de la literatura ante la infinitud de la realidad.
Vio todo. “En la calle, en las escaleras de Constitución, en el subterráneo, me parecieron familiares todas las caras. Temí que no quedara una sola cosa capaz de sorprenderme”.
Ante la falsedad, la ineptitud, la pomposidad, la vastedad de la literatura; ante la infinitud de la realidad, comprobable, observable, desde un punto, sólo resta al individuo un acto de defensa. “Felizmente, al cabo de unas noches de insomnio, me trabajó otra vez el olvido”.
La literatura, y su falsedad. La realidad, y el Aleph. El individuo, y un pobre acto de defensa.
La pompa y la falsedad. La vida. La fragilidad.
La fragilidad, escudo contra la abrumadora infinitud de la vida y la imposible pretensión de la literatura.
Buenísimo Santi! Qué buena pagina, y qué interesante crítica! Hay algo en que no coincido, , si es que te entendí… pones la pompa y la falsedad… creo que te referís a Carlos Argentino, y su lenguaje… Con la Chicha nos reíamos muchísimo, pero siempre lo interpretamos como una ironía sobre ese hablar rebuscado , cursi … Se opone una osamenta…!” Qué lindo saber de vos , Santi querida
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Susana, hola! La Chicha!, me acuerdo los talleres en su casa, y sus «Episodios que no nos contaron» (creería que Borges se rie sí de la pompa, ironiza, y de la crítica literaria, y de la literatura misma, ante lo abrumador de la infinitud de la vida), que bueno hablar aunque sea por aca!
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