A partir de

El salto de papá, de Martín Sivak

“Llegamos a Independiente por un malentendido: la asociación entre los colores de la camiseta del club y los republicanos de la Guerra Civil Española. Un tío comunista de papá leyó en un diario vespertino un titular estremecedor: ‘ganaron los rojos’. Pudo haber sido en 1936, 1937 o 1938. Pensó en la derrota de los falangistas”. Pero no, era como llamaban a los del club de fútbol ‘Club Atlético Independiente’, y desde entonces él y casi todos en su familia fueron hinchas.

No es un novela, sino que está en la estela de “memorias sobre padres y sobre suicidios de padres”. Con Philip Roth y su ‘Patrimonio’, “la pregunta sobre qué dejó papá me ha acompañado todos estos años”.

Una vida de novela, sí, que puede arrastrarse de años atrás, desde sus abuelos: “Victoria, la hoz y el martillo; Samuel, los negocios. Dos de las grandes encrucijadas de papá”, Jorge Sivak.

Porque va de la dirección de un banco al exilio; de la militancia en la Fede, juventudes del Partido Comunista de Argentina, a la militancia en las FAL (Fuerzas Argentina de Liberación); de los cursos de formación marxista, a los encuentros con el oficial carapintada Seineldin y el ex dictador Lanusse; de los secuestros, primero en dictadura y después en democracia, de su hermano Osvaldo, a las amenazas a su familia; del auge y esplendor del banco y sus empresas, a la quiebra.

Todo más o menos al mismo tiempo; no resultado de desplazamientos y rupturas.

Todo lo que desgarraba a una sociedad y una época, reunido en una sola alma, a la vez, batiendo alas.

¿Es acaso posible eso sin desmoronarse; es acaso posible no dejarlo como patrimonio intangible; podemos saber qué es lo que dejaremos cada uno de nosotros?