A partir de
Daisy Miller, de Henry James
No sólo en la convencional Europa, sino entre los convencionales norteamericanos que viajaban y residían allí, corrían “las habladurías” sobre la joven y hermosa Daisy Miller. Es que en ella, “lo inesperado era una norma en su conducta”, con su “rara mezcla de audacia e inocencia”, “de inocencia y de descaro”.
Aún así, aún advertido por su intransigente tía Mrs. Castello, Federico Winterbourne “se sentía subyugado por sus vulgaridades”. Como, recién conociéndose, que ella aceptara su invitación a visitar solos el castillo de Chillon en Suiza; que ella le propusiera sea el profesor de su pequeño hermano Rodolfo como excusa para viajar juntos; que le dijera la busque en Roma tras explicarle Federico que debía volver a Ginebra; que, ya en Roma, Daisy se paseara a solas con el joven y atractivo Giovanelli.
Vulgaridades todas que eran el comentario obligado de todos los círculos de la gente bien. Winterbourne se preocupaba por eso y la aconsejaba. Y ella más se reunía y mostraba con el italiano, “por lo menos no se pasa el tiempo sermoneándome”, le explicaba.
Pero fue más lejos. “No veo por qué he de cambiar mis costumbres por las suyas”. Y a la reunión donde Mrs. Walker, “Daisy se presentó después de las once, radiante de alegría, riendo, bromeando, con un hermoso ramo de flores y acompañada del señor Giovanelli”.
Y más lejos todavía, los desdeña, y “dice que no se compromete, aunque las apariencias puedan hacerlo creer así”.
No solo rechaza todo eso, explicando o desdeñando las convenciones, hace una afirmación que separa dos continentes, dos vidas, dos épocas: “la opinión que importa es la mía”.
Una autoafirmación que vencería, con Federico concluyendo algo después que “he vivido demasiado tiempo en el extranjero, apartado de las costumbres de mi patria”.
Su autoafirmación, aunque ligera y casi frívola, un desafío y una victoria.
Este libro es muy importante para mí; una gran persona me lo regaló y lo leí pasados los años, cuando los dos ya éramos distintos. Gracias por tu reseña.
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Gracias a ti por este comentario. Hay libros que nos van marcando sí, es parte de su magia.
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