Diálogos. Costas extrañas, de Coetzee
(No es novela ni cuento, a quienes aquí acogemos. Pero escrita por un novelista, no es solo crítica o análisis. Es un diálogo entre escritores. Y creación de un espacio literario. Por eso también lo acogemos).
Con Eliot, un clásico, como la Eneida, es aquel que perdura en el tiempo, pero también “un libro que soportará la responsabilidad de poder ser leído en una clave que tiene significado para la propia época”.
Aunque no es todo. Al elegir seguir al “espíritu de Bach”, ¿puede que fuese, “al elegir simbólicamente la alta cultura europea (que) elegía también el camino que me permitiría salir del lugar que ocupaba en mi clase social? … En otras palabras: ¿fue aquella experiencia lo que yo entendí entonces que era –una experiencia estética desinteresada y, en cierto sentido, impersonal-, o fue, en realidad la manifestación del disfraz de un interés material?”.
También, hay que poner “en duda las nociones simplistas de lo clásico como lo eterno … es el resultado de una construcción histórica constituida por fuerzas históricas definidas y dentro de un contexto histórico determinado”.
Pero que, aún con esto, “pueda aún seguir hablándonos a través de las épocas”. Y que “sobrevive a la per barbarie”.
Adiciona una obligación: “la función de la crítica viene definida por el clásico: la crítica es aquella que tiene la obligación de interrogar al clásico”. Haciéndose así, de paso, “uno de los instrumentos de la astucia de la historia”.
Fuente entonces, la gran literatura, de interrogaciones, no de respuestas, aunque con la incesante ansiedad de pretender encontrarlas para vivir nuestras efímeras vidas.