A partir de
Pájaros en la boca y otros cuentos, de Samanta Schweblin
De los cuentos reunidos en este volumen, elijo Perdiendo velocidad. “Hubo un tiempo en que Tego volaba a cuarenta kilómetros por hora. El circo era el cielo”.
Sus tiempos de hombre bala habían quedado atrás.
Ahora, anda preocupado: “creo que estoy perdiendo velocidad”.
Se explica: “¿No viste lo que tardo en atender el teléfono? En ir hasta la puerta, en tomar un vaso de agua, en cepillarme los dientes”.
Es un calvario, que no tardaría en llegar a su fin.
Lo sabía: “Creo que estoy por morirme … Eso pasa cuando uno deja de hacer bien lo que uno mejor sabe hacer”.
Muchas veces, tal vez demasiadas, andamos muriéndonos; mejor entonces, no andar perdiendo lo mejor de nosotros.