“Las lecturas de la infancia son una piedra de toque que sirve para juzgar todas las lecturas posteriores … La lectura de la infancia es ejemplar porque es apasionada, ingenua, imaginativa y lúdica”.
“La lectura (y la crítica) pueden ser un modo de sostener un diálogo con amigos que uno nunca ha tenido la suerte de conocer”: esos escritores que amamos.
(D. Balderson)
Recuerdo:
Jugando a Sandokán, y que Sandokán en la Colección Robin Hood era de mis lecturas habituales;
‘Adiós a las armas’ de Hemingway, en los libros de bolsillo de Bruguera, y todavía verlos me retrotrae a esos momentos; en La Paloma, en tardes de siesta con sus calles vacías, sol y viento caliente;
Sherlock Holmes y El candor de Padre Brown;
Novelas en historietas: las ‘Joyas de la literatura universal’ de Bruguera, en particular recuerdo ahora “Taras Bulba” de Gogol, “El faro del fin del mundo” de Verne; de otra edición “Viaje al centro de la tierra” también de Verne (y muchas historietas: de Disney, Archie, Patoruzú);
Tom Sawyer y Huck Finn de Mark Twain, también en la Colección Robin Hood; y de esta muchos otros: ‘Azabache’, y el cariño y compasión por los animales que todavía siento, ‘Robin Hood’, ‘El príncipe valiente’, ‘Cuentos de navidad’ de Dickens;
“La grúa” que releí hace poco y no me despertó el mismo recuerdo emocional, una soledad agradable con olor a mar, pero tampoco me lo borró;
También en La Paloma, “La máquina del tiempo” de H.G. Wells en la edición de Mis Libros, edición con sus ilustraciones que me transporta a aquellas lecturas; y “El hombre invisible”;
La colección Billiken, con los Cuentos de Oscar Wilde o los “Viajes de Simbad”;
“El principito”, sus dibujos; la Biblia ilustrada para niños, sus ilustraciones;
Los fascículos de ‘Erase una vez el hombre’, con su historia de la evolución ilustrada, fascinante;
Recuerdo también “El misterio del cuarto amarillo” de Gastón Leroux;
Tengo en mi mente las tapas de La isla del tesoro y Dr. Jeckill y Mr. Hyde, pero no la experiencia de su lectura.
Los cuentos populares (“para niños”) italianos recopilados por Italo Calvino, entre ellos recuerdo “Nariz de plata”.
(y otros que mi memoria ahora olvida y tal vez vaya agregando)