El viejo y el mar, de Ernest Hemingway

el viejo y el mar ernest hemingway

A partir de

 

El viejo y el mar, de Ernest Hemingway

 

Estaba Santiago, “un viejo que pescaba solo en un bote … Todo en el él era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos”.

Estaba la suerte, con sus vaivenes. Ahora, desfavorable: hacía 84 días que no cogía un pez. “La vela estaba remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera en permanente derrota”. Decidió seguir saliendo, alejarse más de la costa. No sólo ir más lejos. Revertir esa mala suerte.

Estaba su voluntad. Cogió un gran pez, que aun mordiendo la carnada, siguió nadando y alejando más y más a Santiago y su bote. “Pez –dijo dulcemente en voz alta-, seguiré hasta la muerte”. Había revertido su mala suerte.

Pero ésta volvería, veleidosa. Los tiburones se acercaron y fueron despedazando su gran pez. “Era demasiado bueno para que durara”, pensaba, aunque se dijera que “el hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado”. Pero los tiburones solo dejaron el esqueleto del gran pez. “Todo se ha echado a perder”, concluyó. Llegó a la costa, se acostó. El muchachito, Manolo, que lo ayudaba hasta que la mala suerte se apoderó de Santiago y sus padres no le permitieron seguir saliendo juntos, fue a buscarlo, lo vio y lloró.

Estaban, también, los otros. En el pueblo vieron el esqueleto y se admiraron: “¡Ese sí que era un pez! Jamás ha habido uno igual”. Y ante el lamento de Santiago, “yo ya no tengo suerte”, le retrucó “Al diablo con la suerte. Yo llevo la suerte conmigo”. Y prepararon los elementos para la próxima salida. Y antes, en la mar, “había alcanzado la humildad. Sabía que la había alcanzado y sabía que no era vergonzoso y que no comportaba pérdida de orgullo verdadero”.

Está la variable suerte; está la voluntad de cada uno; y están, hay que abrirles la puerta, con humildad, los otros. Y Santiago les abrió la puerta.

 

(Planeta. Traducción de Lino Novás Calvo)

Un comentario en “El viejo y el mar, de Ernest Hemingway

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s