A partir de
Tener o no tener, de Ernest Hemingway
Después de ser policía, Harry Morgan se instaló como pescador en los cayos de Florida, y paseando turistas estadounidenses en Cuba que querían pescar como deporte peces espada. Aunque para el otoño ya se dedicaba a traficar alcohol. Cuando dos cubanos le pidieron los cruce a Estados Unidos, les dijo que no. Pero Johnson lo estafó y se volvió a su país sin pagarle. La oferta de Mr. Sing de cruzar doce chinos no pudo rechazarla.
Inició un declive acelerado. Esa noche, mató a Mr. Sing y obligo a bajar a los chinos que había cargado. Más tarde se preguntaría “¿por qué estoy en peor situación que cuando empecé?”.
Para el otoño ya traficaba alcohol. En negro Wesley, que lo acompañaba sin conocer aquella pregunta, lo cuestionaba: “¿Por qué contrabandean ahora que no hay prohibición? ¿Por qué siguen traficando? ¿Por qué no traen las bebidas en el ferry? ¿Por qué no es decente la gente y se gana la vida decentemente?”. En esta aventura recibió un balazo que le costaría la amputación de su brazo.
Sin saber tampoco estas preguntas, el capitán Willie salvó al capitán Morgan de ser atrapado por un funcionario, increpándolo: “Tiene familia y tiene que comer y dar de comer a su familia. ¿Qué cree usted que puede comer aquí la gente trabajando para el gobierno por seis dólares y medio por semana?”.
Para el invierno, ni su brazo amputado le impidió seguir aceptando estos trabajos. Ahora, pasar a cuatro cubanos que a los tiros robaron el banco. “-No sé quién hizo las leyes, pero sé que no hay ley que diga que uno tiene que pasar hambre … -Hablas como un extremista. –No soy un extremista. Estoy furioso. Hace tiempo que estoy furioso”.
Y Harry Morgan era “un matón y un mal hablado”. También, alguien que “hablaba con resentimiento, con verdadero resentimiento, y desde chico era así. Nunca había compadecido a nadie, pero tampoco se compadecía a sí mismo”. Se conocía bien, en estas zozobras, se decía, “yo tengo confianza en mí mismo. Es lo único que tengo”.
Zarpó con los cuatro cubanos, uno mató a su tripulante, Al, y Harry no tardó en vengarlo, matándolos a los cuatro, pero recibiendo un balazo en el estómago.
Cuando lo encontraron a la deriva, solo atinó a decir, balbuceando, “’un hombre tal como están y como van las cosas no importa nada … Un hombre solo no puede. Ningún hombre solo. Un hombre solo, haga lo que haga, no puede conseguir nada’. Había tardado mucho en decirlo y toda la vida en aprenderlo”.
Y entonces, ¿por qué terminó en peor situación? ¿Por no ganarse la vida decentemente?, ¿por el hambre que lo perseguía?, ¿porque estaba furioso?, ¿porque no se compadecía ni a sí mismo? ¿porque su confianza en sí mismo le impedía ver que era un hombre solo enfrentando la amenaza del hambre, y un hombre solo no puede?
(Planeta. Traducción de Pedro Ibarzábal)