A partir de
El ogro con plumas, en Italo Calvino Cuentos populares italianos
“Iré”, así de simple fue la respuesta del súbdito “leal y valiente” al pedido de su Rey, pedido peligroso que todos rechazaban: conseguir una pluma del ogro para curar su enfermedad.
“Se lo diré”, respondía a cada uno de los personajes encantados que no sabían cómo romper la condena de su encantamiento que encontraba en su camino rumbo a la séptima de las cavernas donde residía el ogro.
“Se la traeré”, respondía sencillamente cuando le pedían también una pluma.
Una vez allí, la bella esposa del ogro prometió ayudarle si la llevaba con él. Lo hizo. Cada pluma fue arrancada igual que cada secreto para romper cada uno de los encantamientos. El último, el del barquero “que hace años no puede dejar la barca”: para poder hacerlo, debía bajar él primero, y el pasajero que quedara arriba sería el próximo barquero que no podría bajar: fue el ogro, que ciego de rabia siguiendo a su mujer olvidó el encantamiento y permitió que primero bajara aquel barquero.
“Iré, se lo diré, se la traeré”: hay bondad a cambio de recompensas, y hay también bondad sin más, al menos en los cuentos.
(Siruela. Traducción de Carlos Gardini)
Italo Calvino… ¿Se puede escribir mejor que él?
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un maestro
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