
Píldoras de la crítica. ¿Cómo leemos en la sociedad digital? Francisco Cruces (dir.)
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
“El cambio de siglo se ha inaugurado con una fuerte presencia de adolescentes y jóvenes en el mundo de la lectura como fuente de autoridad, ejerciendo tareas que tradicionalmente han realizado los adultos (los críticos literarios) y legitimando un «nuevo» canon (en el sentido de una lista de lecturas que hay que conocer para socializarse). Hay diferentes razones que pueden explicar este cambio, pero las más importantes son dos (véase Lluch, 2010 y 2014): el éxito de la saga protagonizada por Harry Potter y el uso de los medios sociales para compartir la lectura con sus iguales.
Los siete libros escritos por Rowling (1997-2007) consiguieron dar el salto cualitativo que las lecturas para adolescentes iniciaron años antes: pasar de los espacios mediados por adultos (la escuela o la biblioteca) a los espacios aparentemente libres (Internet). Como consecuencia, estas lecturas provocaron un cambio de paradigma en el ecosistema del libro juvenil: el autor y la editorial empezaron a dirigirse directamente al lector, dejando fuera del circuito de lectura al mediador (docente, bibliotecario, padres), es decir, idearon campañas de promoción de los libros fuera de los escenarios tradicionales, trasladándolas a Internet.
Volviendo al presente, afirmamos que en el paso del siglo XX al XXI ha ocurrido un hecho similar con los adolescentes y los jóvenes lectores. Posiblemente, los cambios más llamativos tienen que ver con el tipo de lectura que consumen, con la sustitución de los mediadores adultos por los influencers, incluso con la forma de obtener los libros, ya que han pasado del préstamo bibliotecario o la compra en la pequeña librería (donde existía la mediación de un adulto especializado) a la plataforma de compra virtual Amazon.
En definitiva, se han reemplazado los espacios tradicionales donde habitualmente se practicaba la lectura (la escuela y la biblioteca) por la Red o, dicho con otras palabras, los lectores adolescentes y jóvenes atraídos por los influencers se han mudado de los edificios de ladrillos a la nube, de las estructuras fijas a las estructuras líquidas”.
“… transformaron la lectura en conversación, olvidaron aquello de que la lectura es un acto privado para transformarla en una actividad social
En los espacios virtuales que han creado, han unido la lectura a la escritura, por lo que el lector se ha transformado en autor; han encontrado formas de compartir la lectura, de recomendar autores, temas o libros; continuamente, inventan juegos y retos, etcétera. En definitiva, han construido un ecosistema de lectura con nuevos actores, donde se disfruta con relatos que son desconocidos por algunos docentes, padres, bibliotecarios o libreros”.
¿Cómo leemos en la sociedad digital? Lectores, booktubers y prosumidores – Francisco Cruces (Dir.)