
Píldoras de la crítica. La historia Tudor en Shakespeare. Susan Howe
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
“Las cuatro crónicas históricas de la Guerra de las Rosas de Shakespeare son dramas formales de rápido ritmo, dispuestas en una secuencia ceremonial que obedece a un patrón rígido. En vida de Shakespeare sus obras fueron más populares; a excepción de Ricardo III, hoy han dejado de producirse. Cada obra es una estructura individual que forma parte de una estructura más amplia de grupo, que a su vez forma parte de la estructura más amplia de un plan político. Su configuración seriada se debe a las antiguas obras medievales llamadas Mystery Plays. Representadas en orden, como la Orestíada, Ricardo III es el clímax. Una historia verídica, la historia de los Tudor sobre la Justicia retributiva -no semimitología como en Lear y Macbeth- dicta la trama. Inglaterra sufre una maldición de desorden civil y derramamiento de sangre por el asesinato de su Soberano, Ricardo II y, como tal, la unción del Señor”.
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La historia Tudor, con su concepción severa de Predestinación que censura toda lucha individual en aras de la elaboración inexorable del Plan de Dios para Inglaterra, castigó a Ricardo por pecar de ambición. Estas historias son el trabajo temprano de Shakespeare y lo separan de las tragedias posteriores. Estas fueron cruciales para su desarrollo. Le enseñaron a mezclar el drama épico con el trágico, a mezclarlos con lo histórico y dar origen a algo nuevo. La fuerza de Lear y de Macbeth radica en el conocimiento que concentró allí”.