
Píldoras de la crítica. Diamela Eltit, la pasafronteras. Rubi Carreño Bolívar
(Apenas un breve extracto para pensar, sin hacer crítica de la crítica, ni hacerse parte de entreveros, ni tener que recorrer estos caminos)
“Los textos literarios escritos por mujeres, negros, pobres, homosexuales, sudacas, espaldas mojadas, todavía en este siglo, se leen a través de una doble mirada que inquiere tanto en el cuerpo textual como en el de quien escribe, y, por ende, al momento de hacer un análisis conviene atender ambos niveles de lectura en virtud de la precisión y la justeza … La producción literaria de Eltit ha generado una gran cantidad de apreciaciones críticas tanto en barrios del norte como del sur. Las interpretaciones más populares y extendidas, tanto aquí como allá, insisten en su feminismo que primero lucha contra la dictadura y luego contra el neoliberalismo. Esto haría que ella y sus textos fueran percibidos como una voz minoritaria, contrahegemónica. Me parece que tanto la lectura que privilegia a la profeta del margen como aquella que ve los textos como dobles de un cuerpo alternativamente resistente/combatiente/derrotado de la dictadura y posdictadura, que se exhibe una y otra vez junto con otros desastres tercermundistas, resultan ser a la fecha representaciones de una diamela ficcional que confirman el lugar que se quiere para todos los que somos mujeres en términos de poder: la marginación y la victimización, es decir, en palabras de Marta Brunet, la confinación a «la soledad de la sangre».
Es por ello que leo a Eltit como escritura de mujeres si esta implica el ejercicio de la imaginación al servicio de sortear todos los «en contra» y no como un cuerpo indiferenciado e intercambiable en el invisible serrallo de Occidente … Por otro lado, tampoco la leo como el espectáculo serial de la derrota reproducido también, casi obscenamente, en textos críticos que replican el aprendizaje de que los que estamos de este lado, ya sea en el norte o el sur, solo podemos ser informantes nativos del horror. Prefiero leer sus textos como expresión de una poética en movimiento que a lo largo de estos veinticinco años se ha reinventado constantemente para dar cuenta de diversos desafíos literarios y políticos. En suma, mucho más que heroína del margen, la prefiero pasafronteras.
En este contexto y sin olvidarme ni por un instante de la «niña sudaca que sale a la venta» leo su producción como lo que yo creo que es: literatura.
En Eltit respiran diversas e importantes tradiciones de la narrativa chilena como también la traza de escritores modernistas que anticiparon con tanta claridad el presente, que lo despiertan”.
(Valoración múltiple sobre Diamela Eltit, edición al cuidado de Mónica Barrientos. Ediciones Universidad Autónoma de Chile)