
A partir de
La razón de los amantes, de Pablo Simonetti
Probablemente Manuel supo pronto que le atraía Diego Lira, a pesar de su mujer Laura y su hija Martina. Probablemente lo que no supo es que se vería enredado en un juego. Más que en un juego, en el fuego cruzado entre Laura y Diego. Más que en el fuego cruzado, en las personalidades egoístas, envidiosas, competitivas, dominantes de Diego y de Laura.
Una vez dado el primer beso, todo fue un arrebato. Y en el arrebato, como tantas veces sucede, alguna audacia, alguna transgresión. Manuel, subgerente de nuevos proyectos de aquel prestigioso banco, otorgó a ‘El Centinela’, el innovador diario por internet de Diego Lira, el crédito que necesitaba, sin que su jefe, el gerente del área, Aresti, lo supiera. Por Diego, sí, también porque veía en internet, y los medios de comunicación por internet, en aquellos ya lejanos años de 1999, el futuro.
No solo cambiaba Diego, cambiaba Chile y el mundo. En Chile reinaba la incertidumbre, Lagos, primer presidente socialista desde Allende podía acceder a la presidencia si le ganaba a Lavin las elecciones, Pinochet volvía a Chile fingiéndose enfermo. En el mundo, las Bolsas se derrumbaban. Y con el derrumbe de las Bolsas, los negocios financieros. Y Aresti se enteró del préstamo no autorizado de Manuel a Diego. Y se enteró Laura de los rumores: que Manuel estaba era amante de Diego.
Y el arrebato devino en un abismo. Aresti despidió a Manuel. Laura confrontó a Manuel. Diego le confesó que le atraía, sí, pero era solo eso.
“Lo que parecía un simple cambio de estado se presenta como una pérdida de identidad: Laura ya no es su mujer, no es el hijo modelo de una familia católica, tampoco el promisorio ejecutivo del banco más prestigioso del país”.
Cambios, Chile tendrá su primer presidente socialista; internet explota como un negocio mundial, y los medios de comunicación por internet tendrán un desarrollo inevitable, concediendo Aresti el crédito a ‘El Centinela” después de despedir a Manuel; Manuel sueña -pero solo fue un sueño- con abandonar todo e irse lejos con Diego.
Pero no solo cambios. Una “pérdida de identidad” que, sin lograr, Manuel, una nueva, puede destruirte.