
Jacques- Louis David. Miguel Bermúdez, amigo de Goya trajo sus grabados y se los muestra. “Esa labor era totalmente opuesta al estilo y a la obra de Goya. Más nadie mejor que él podía reconocer que esas ilustraciones estaban realizadas con cabal sentido artístico. Marat asesinado, por ejemplo. Apoyaba flojamente la cabeza en un costado; flojamente colgaba el brazo derecho fuera de la bañera; la izquierda retenía aún la petición traída por la astuta asesina. Todo ejecutado con helada maestría y calculada indiferencia. ¡Cómo imponía, sin embargo! ¡Qué hermosa en todo su realismo resaltaba la odiosa cara de muerto! ¡Cómo debió amar al ‘amigo del pueblo’ el pintor! Por su horrenda y grandiosa sinceridad, la escena del grabado impresionó tanto a Goya que por un rato dejó de ser el artista en el examen crítico de una obra ajena; le invadió la perplejidad por el destino que nos acecha, pronto al ataque traicionero, delante del caballete mientras se trabaja, en la cama mientras se descansa, en la bañera donde se busca alivio.
‘Da escalofríos mirar su obra’, dijo por fin, ‘un gran hombre digno de aborrecimiento, sin embargo’. Y todos recordaron que David, maestro y revolucionario, votó la condena de Luis XVI, su protector, en la Convención Nacional. ‘Ni por un mes’, concluyó diciendo Goya, ‘cambiaría mi vida por la suya, aunque alcanzara la gloria de Velásquez”.